Alberto en SMATA: Nace un nuevo pacto social para impulsar a la industria
La participación de Alberto Fernández en la sede del SMATA, del lanzamiento del “Acuerdo Social y Productivo para el Sector Automotor Argentino”, le dio al mismo un carácter nacional y estratégico dentro de las políticas del gobierno para la transformación del país.
Escribe Alejandro C. Tarruella
El Plan Estratégico 2030, acuerdo entre el gremio mecánico, las terminales, autopartistas, talleres mecánicos y otros actores, bajo la supervisión de la Universidad Austral, constituye un logro de carácter revolucionario que une la iniciativa del gremio que conduce Ricardo Pignanelli para aportar, por medio de acuerdos logrados en extensas jornadas de trabajo por diferentes equipos y en medio de un complejo juego de intereses, la base de un modelo que el Presidente de la Nación, calificó de “nuevo contrato social”.
El presidente Alberto Fernández expresó que la propuesta acordada por los actores de la industria automotriz representa «un acuerdo social y productivo con visión para 2030»
Agregó que «Este encuentro sintetiza lo que estamos proponiendo», y destacó: «El camino es éste que ustedes han encarado, ponerse de acuerdo los que producen, los que invierten y los que trabajan».
Añadió que «Han dado el puntapié inicial del nuevo contrato social argentino» porque «vamos a ir por el camino del crecimiento y el desarrollo». Afirmó que «solo estamos produciendo un tercio de lo que podemos producir en materia automotriz» y sostuvo que se busca acceder a «autos accesibles a un precio accesible».
Fernández estableció que «Nos vamos a sentar para que el Estado ayude a este plan ambicioso que queremos que sea un plan de la Argentina», y destacó que el proyecto «haya salido de la iniciativa de este sector, de los empresarios y de los que trabajan». «Todos tenemos que hacer un aporte y todos tenemos que ceder algo», agregó y habló de un «nuevo contrato social fraternal» al que también denominó “nuevo acuerdo social argentino”.
Fernández analizó que el camino consiste en «ponerse de acuerdo entre los que producen, invierten y trabajan» y «encontrar un punto de equilibrio» para que el negocio automotriz «funcione» y abogó por «autos accesibles a precios accesibles», terminando así con suspensiones en empresas porque «se produce un tercio de la capacidad» productiva del sector.
Se encontraban presentes el canciller Felipe Solá; el titular del PJ, José Luis Gioja; la vicegobernadora de Buenos Aires, Verónica Magario; los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza), Osvaldo Caffaro (Zárate), los ministros de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y Salud, Ginés González García, los dirigentes gremiales Antonio Caló, Hugo Moyano, Omar Plaini, el secretario general adjunto del SMATA, Paco Manrique, el senador Jorge Taiana, Julián Domínguez, que tuvo un papel central en el acuerdo, entre otros.
Los actores del acuerdo social
El secretario general de SMATA, Ricardo Pignanelli, había adelantado a los medios que fueron «diez meses de trabajo conjunto, bajo coordinación de la Escuela de Negocios de la Universidad Austral (IAE) para elaborar un Plan Estratégico. Se acordó integrar la cadena productiva con un objetivo común. El objetivo primordial es promover el desarrollo del sector y declararlo estratégico para la producción argentina, en el contexto de una política de Estado”.
La industria automotriz tiene en Argentina 12 fábricas, más de 300 autopartistas directos, más de 1.000 concesionarios y autopartistas indirectos y repositores, y unos 25.000 talleres. Genera 200.000 empleos directos y 450.000 indirectos, sintetizó
Pignanelli destacó la labor de los 44 centros de formación que tiene SMATA para preparar a los trabajadores que van a la industria, puesto que la ventaja relativa de Argentina está dada por la calidad de su mano de obra y la contracción al trabajo de sus mecánicos. Señaló que no le gustaba la palabra pobre para definir a quienes padecen necesidades. “A mí me gusta más la palabra humildad, que me enseñó mi viejo”, reseñó.
También subrayó la importancia del acuerdo el directivo de Ford, Gabriel López, que mostró el interés empresario en el acuerdo. «Es un acuerdo de consensos mínimos para garantizar un flujo de inversiones que permita aumentar la producción y encarar las transformaciones necesarias de mediano plazo, a partir de los desafíos que plantean las nuevas tecnologías», había adelantado el gerente de la AFAC, Juan Cantarella.
Los actores principales el acuerdo fueron Adefa (Asociación de Fábricas de Automotores) y las cámaras de autopartistas (AFAC) y concesionarios (Acara), además de los aportes de los sindicatos de mecánicos, talleristas y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), entre otros.
