Macri ante la fuga de diputados: El último que apague la luz
La huida de tres diputados del macrismo que abandonaron el barco de don Mauricio, motivó que el hijo de Franco los calificara de traidores. Bullrich les pidió que devuelvan las bancas como si estuviera frente al operativo de la “contraofensiva” en Madrid en años de dictadura, cuando enviaban a sus propios compañeros a una muerte segura.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Se van, se van…
Macri no le pidió a Pichetto que devolviera su banca de senador cuando transfugó a Cambiemos, luego de acordarlo con Carlos Corach en su country de Pilar. Claro, Pichetto no iba por votos (siempre los tomó o los arrebató con éxito hasta este año) sino que era garante para que ninguno de los amigos del ex ministro (menemistas) y Mauri y secuaces, fueran alcanzados por la justicia.
El hombre de Sierra Grande fracasó. No aseguró que muchos de los hacedores del desastre neoliberal no acaben en Sierra Chica
Y en el trámite de los fugados (no son los únicos), al macrismo le fue pésimo, porque se formó con tres ex adictos un nuevo bloque en diputados con Marcelo Orrego, sanjuanino postulado a gobernador que perdió frente a Sergio Uñac y riojano peronista, Felipe Álvarez que ahora son el bloque Producción y Trabajo, acompañados por Virginia Cornejo de Propuesta Salteña. Ellos esperan que se les sumen Luis Juez de Córdoba y Alberto Asseff, de Unir-Buenos Aires. Juez es marxista de Groucho Marx (“tengo estos principios, pero si no le gustan, tengo estos otros), y Assef fue quien lanzó a Espert con su partido y luego, “lo dejó de araca”, como dice el tango.
Fue al sorprendido Rogelio Frigerio a quien le tocó salir a decir por el gobierno que todo está maravillosamente bien encaminado. “Hay un cuarto bloque en la Cámara de Diputados –filosofó ante un micrófono radial-, en espejo con lo que ocurre en el Senado, que no es ni de Pro ni de la UCR ni de la CC, y que también conforma Juntos por el Cambio, en esta idea de amplitud que hay que sostener desde la oposición ahora. Es una buena señal para el futuro”.
Frigerio, ministro del Interior que se eyecta el martes próximo quien sabe dónde, y ordenó ese espacio, continuó su reflexión y dijo que “Para que esa oposición perdure en el tiempo tiene que haber mucha flexibilidad. Las cosas cuanto más flexibles menos probabilidad hay de que se rompan, y en ese sentido tiene que ser muy amplio, muy generoso, y entender que el liderazgo desde el llano se ejerce de otra manera que desde el poder”. Quienes lo escuchaban no sabían si hablaba de otros, o de su propia realidad luego del inició del derrumbe de las fuerzas del dueño del Correo, Socma, las cobradoras de peajes y otros.
Ojo que en Cambiemos, o sus restos, no todos son tan benévolos como Frigerio puesto que luego de su ensayo radiofónico, el hasta ahora dueño del desastre policial en la provincia de Buenos Aires, Christian Ritondo, nuevo jefe de la bancada de Mauricio en Diputados, negó que se auspiciaran nuevos bloques.
Esto indica, en primer término, que en Cambiemos cada uno tira para su kiosco (Ritondo conoce ese universo si se trata de reventas “non sanctas” en la provincia)
Sus empleados, han dicho estos días al periodismo, no en público, que no habrá cambios en Juntos por el Cambio, perdonando la repetición, claro. Por lo tanto, según el jefe policial por arriba, de Vidal, van como siempre el Pro, la dividida UCR y la “Colisión” Cívica de Lilita de Sinaloa, como la llaman con extraño humor entre algunos de sus pares en diputados.
Aseguraron que si hay bloques nuevos, serán únicamente en la bancada de Mauricio. Assef, el fugado que dejó pagando a Espert y fue perjudicado por Macri al negarle el uso del partido que le ofreció “el turco”, fue vidrioso en sus afirmaciones, lo hace con la astucia de un zorro: “para crecer como oposición sólida –pontificó el discípulo del Gordo Valor- hay que ser flexibles e inclusivos”. Inclusive podría intentar ahora acercarse al Frente de Todos. Y mientras hacía el guiño a izquierda, hizo otro al mismo tiempo, a derecha, al anunciar que trataría el tema con Mauri y Pichetto. No está mal reconocer que pocos le creen.
De uniforme y con botas
Fue Bullrich, en su carácter de nueva comandante del Pro, que se unió al hijo de Franco para exigirles a otros diputados que armaron un nuevo bloque, el bonaerense Pablo Ansaloni, Antonio Carambia, de Santa Cruz y Beatriz Ávila, de Tucumán, que abandonen sus bancas. Lo hizo luego de que revelaran que se van del macrismo al bloque Unidad Federal para el Desarrollo. Frigero procuró afirmar ese camino porque, en caso contrario, podrían perder a otros diputados. Es decir, reconoce que tienen un cisma en camino en la fuerza que se está quebrando al irse del Estado, una vez que lo dejaron exhausto.
Hay que comprender que ahora el problema para muchos de ellos no será únicamente la fuga de legisladores. La justicia los correrá muy pronto para que devuelvan el producto del saqueo
Por eso, el horno no está para bollos, y Ávila de Tucumán le tuiteó muy severa al mayor responsable de los desfalcos: “El presidente Mauricio Macri, que causó la mayor angustia traicionando la esperanza de todo el pueblo argentino y que manejó a sus votantes con eslóganes publicitarios vacíos de contenido, hoy se preocupa por mi relación con nuestros votantes”.
Más aún, luego de la exposición por cadena nacional de Mauricio, cuando pretendió explicar lo que no tiene otra explicación que la que puede confesarse ante los fiscales, es natural que una fuerza política atada con facturaciones y dineros de origen dudoso, estalle. Las ruinas a recoger establecen que, entre los ricos y los aspirantes, que casi siempre encallan en el Estado en procura de bienes de otros, no hay códigos de convivencia sino negocios turbios. Y el día que se acaban, o corren el riesgo de aclararse, producen la huida precipitada de los cómplices.
Bernard Shaw, sabio, solía ironizar con sutileza, recordando que ciertos “políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia … ambos por la misma razón”. En Cambiemos conocen de estas mutaciones que no dan tiempo a pensar