El macrismo y su construcción política del miedo
Durante la campaña presidencial de 2006 en México, se emitió por televisión una serie de spots que pusieron en evidencia la apelación a la construcción del miedo por parte del partido conservador con el fin de ganar las elecciones y, de esa manera, asumir al poder. La elección se jugaba entre tres candidatos: Calderón, López Obrador y Madrazo. Durante esas elecciones, Felipe Calderón finalmente fue elegido presidente al término de un proceso electoral controvertido del que aún hoy se cuestiona su legitimidad.
Por Alma Rodríguez
De marzo a junio de ese año, los adversarios de López Obrador difundieron una serie de spots televisivos que formaron parte de lo que se llamó “la campaña del miedo” y que influyó de manera decisiva sobre los resultados electorales. Dichos spots fueron financiados por el PAN, el partido ultraliberal enfrentado a López Obrador y un grupo empresarial que administra distinto tipo de sociedades civiles (una de ellas tenía como lei motiv “Armate de valor y vota” y en sus spots buscaba asustar al electorado utilizando centralmente la figura de Hugo Chávez).
Se sabe de la importancia que adquieren las emociones en el discurso en general y en el discurso político y la propaganda electoral a la hora de persuadir, en particular: dentro de la retórica y las estrategias de argumentación, la apelación a los sentimientos es una parte muy importante del desarrollo discursivo. Aristóteles, sin ir más lejos, nos enseñó que en la retórica o arte de la argumentación, y por lo tanto de la persuasión, existe un nivel de las cosas que va acompañado luego por un nivel de los sentimientos y que juega un papel determinante en el momento de convencer al otro.
Existen muchos lugares comunes o argumentos recurrentes a la hora de intentar torcer la voluntad del electorado y, tal como venimos viendo, campaña tras campaña, de 2015 a esta parte, muchos de esos argumentos utilizados por la campaña ideada por Durán Barba e implementada por el macrismo, son coincidentes con los que aparecen en los spots mencionados al principio, por ejemplo, y para nombrar sólo uno de ellos, el miedo a convertirnos en Venezuela como si todo el enemigo estuviera puesto por el Imperialismo hace años en ese mismo lugar.
Existen muchos lugares comunes o argumentos recurrentes a la hora de intentar torcer la voluntad del electorado
Christian Plantin, quien analiza minuciosamente esta serie de spots, llega a la conclusión de que el miedo es provocado por experiencias previas reforzado por la frase “lo que nosotros hemos sufrido tantas veces” y que en el caso local puede resumirse en esto tantas veces repetido hasta el sinsentido por los simpatizantes de globos como “la pesada herencia” o los PBI, cosa que no se sabe bien qué comprende y que no hace más que remitir a supuestas sensaciones pasadas que, según ellos, sólo el voto conservador pueden subsanar.
Desde las PASO al día de hoy, habiendo transcurrido sólo un par de semanas, hubo varios hechos vinculados con la construcción política del miedo perpetrada desde el macrismo y encarnada en la figura de Mauricio Macri. En primer lugar, e inmediatamente después de los primeros resultados de la votación, apareció en escena un presidente enojadísimo, furioso e indignado con sus votantes por no haberlo elegido de la manera que él esperaba , como un novio violento o un padre castigador que promete represalias a quienes no lo votaron ni lo fueran a votar.
Apareció en escena un presidente enojadísimo, furioso e indignado con sus votantes
En esta reacción típica de “manotazo de ahogado”, es interesante ver cómo dos ideas contra las cuales el macrismo siempre luchó y sobre las que fortaleció su relato dentro del gorilaje conservador por considerarlas populistas, retornan por estos días. Se trata de las ideas de “paternalismo” y “clientelismo” adjudicadas desde siempre al peronismo o a los gobiernos populares y que vuelven de la mano del macrismo “tuneadas” y “maquilladas” para su propio beneficio: al supuesto votante que simpatiza tanto con la meritocracia y con el libre albedrío se le presentó un padre que reta a gritos a un niño por lo que hizo (ese niño no sólo votó mal sino que además no lo dejó dormir por varias noches) y le dice que debe reflexionar o será duramente castigado. Junto con eso, una serie de medidas por parte de un Estado que ofrece, a cambio, bonos de dos mil pesos como incentivo a la reflexión.
La semana previa a las PASO, Macri comenzó por Tweeter una campaña mediante la cual solicitaba a sus votantes, de aquí en más, no argumentar, que es casi como llevar a cabo una campaña basada en un discurso vacío. Parecería ser que ese discurso vacío y vaciado ya de sentido quiere ser llenado, de ahora en adelante, por el miedo como herramienta de construcción, o mejor dicho, destrucción política, como un modo de persuasión desesperada para lograr los votos a los que no llegaron y, al parecer claramente por los resultados, ni en el mejor de los sueños llegarán.