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Fallece Rosa Palazzo, Madre de Plaza de Mayo, vecina de Luján

Los medios de Luján recuerdan la lucha inclaudicable de Rosa por la desaparición de su hijo y que se hizo extensiva a todos los jóvenes desaparecidos de su localidad.

Despiden a quien se conociera como la Madre de Luján, Rosa, una dirigenta social por los Derechos Humanos; «durante décadas llevó en alto su pañuelo de Madre de Plaza de Mayo y se convirtió, conjuntamente con su compañera Ana Aguirre, en un emblema local de una lucha destinada a reclamar verdad y justicia ante los crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar.
Rosa nació en General Alvear, cen­tro de la provincia de Buenos Aires. Única hija de un esquilador de la zona. Contrajo matrimonio con Luis Estanislao Palazzo: “Con un grupo de amigas habíamos pedido permiso con no sé cuánto tiem­po de anticipación. Y fui disfrazada de fantasía, con una vincha. Mi marido era tímido. Y le aposté a mis amigas que yo lo sacaba a bailar al gordito, por­que era gordito. Fui a sacarlo y terminó siendo el compañero de toda la vida”, relató alguna vez a EL CIVISMO sobre aquella conquista para toda la vida.
El trabajo del marido obligó a la familia a mudanzas frecuentes. Hasta que finalmente recayeron en Luján. En 1976, la vida de Rosa cambió para siempre, cuando un grupo de tareas secuestró y desapareció a su hijo Ricardo Luis “Palito” Palazzo, militante de la Juventud Peronista. Como otras madres en todo el país, Rosa salió con coraje a la escena pública, en una búsqueda individual que pronto se transformó en colectiva. “Es una triste circunstancia. Ninguna lo eligió, porque éramos como cualquier mamá. Salimos de las cacerolas a pararnos a reclamar frente a un micrófono”, Su nexo para incorporarse a la causa colectiva fue Chela Mignone: “Ella me contó que se iba a empezar a usar un pañuelo blanco en la cabeza con el nombre de cada desaparecido”.

Rosa siempre tuvo un sueño: “Saber qué pasó con Palito. Casi ninguna sabe qué pasó con sus hijos. Y ese es mi sueño.

Liliana falleció por una enfermedad. Y son dos circunstancias muy diferentes. La muerte tiene un rito, un velatorio, la posibilidad de ir a ponerle flores en el cementerio. Hay una explicación. Con Ricardo no tengo eso. Tengo una mochila encima de la que no me puedo reponer”.
“Ser Madre de Plaza de Mayo es una militancia. Y como tal, requiere muchas cosas. No aceptamos reivindicaciones económicas, usamos el pañuelo, nunca consideramos a nuestros hijos como muertos. Pero no fuimos dos. Nelly (Dorronzoro) sin ser Madre, era una de nosotras”, indicó en referencia al movimiento lujanense de Derechos Humanos, del cual Rosa fue una protagonista central.
En marzo de 1984, quedó confor­mada en Luján la Comisión Multisectorial para la Defensa de los Derechos Humanos, presidida por Rosa. El espacio, que sumó también a jóvenes referentes de distintos partidos políticos, se pro­ponía “garantizar la vida y libertad de cada ciudadano, procurar el esclareci­miento de las distintas violaciones a los derechos humanos en nuestra ciudad en los últimos ocho años y lograr que los militares responsables del genoci­dio y crímenes de lesa humanidad no sean juzgados por ellos mismos, sino por el Poder Judicial como correspon­de y ocurre con el resto de los argentinos”.
Durante la presentación de la Comisión, Rosa relató el camino transitado desde la desaparición de sus familiares. En el caso de Luján, otra vez aparece la figura articuladora de la familia Mignone, en cuya vivienda de la calle Alsina se iniciaron las primeras reuniones: “Comienza entonces nues­tro deambular. Parecíamos fantasmas, movilizándonos de noche para estar a primera hora del día en el Ministerio del Interior, lugar donde nos encon­trábamos con cientos de familiares de desaparecidos de todos los rincones del país. Sin ninguna clase de respues­ta, nos conducimos al Departamento Policial, y también al Palacio de Tribu­nales. Y nada. En estas circunstancias, aparece el Dr. Mignone, que ya había sufrido la desaparición de su hija. El nos cede su casa, nos atiende, y nos acerca a los primeros movimientos de defensa de los derechos humanos”.
De ahí en más, durante toda la dé­cada del ’80, la Comisión centralizará distintas actividades locales, mayormente espacios de charlas y debates que contaron con la participación de diferentes personalidades del ámbito de los Derechos Humanos.

Rosa llevó consigo y su militancia, la memoria de los desaparecidos: Rosa María Cano, Georgina Simerman, Dardo Sebastián Dorronzoro, Mónica Mignone, Graciela Ester Erramuspe, Omar Santiago Siina, Raúl Esteban Aguirre, Oscar Alcides Peralta, Enrique Guerrero, Jorge Leonardo Elischer, Julio Navarro, José Alfonso Orellana, María de los Ángeles Torres, Irma Noemí Tardivo, Rubén Raúl Maggio, Vicente Omar Pascarelli, Alcides Carlos Ramírez, Arnaldo Harold Buffa, Carlos Fernández, Hilda Zulema Vergara, Pedro Núñez, Juan Carlos Barroso y Carlos Durán y de su hijo, Ricardo Luis Palazzo, Palito.-

La Asociación de Madres, la despide

El mensaje de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo: «Murió María Rosa, sí…cómo le decíamos todos: María Rosa, la Madre de Luján. Luján tenía Madre y era María Rosa, quien además era una gran periodista. Ella trabajó todo lo que pudo, hasta último momento…hasta que una maldita enfermedad le dijo basta. Pero siempre estarán en nuestro corazón, va a estar siempre en Plaza de Mayo con nosotras y vamos a seguir diciendo María Rosa, la Madre de Luján… que ahora decidió cambiarse de casa. ¡Hasta pronto, María Rosa!«

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