Lopérfido tiene todas las taras fascistas
El ex ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, volvió a descargar su odio contra la figura de Eva Perón. Ayer, al cumplirse cien años de su nacimiento, la calificó como «la abanderada del adoctrinamiento, la propaganda y el fanatismo peronista», y se preguntó si “no sería un excelente día para que anuncien que bajan el adefesio fascista que está en la 9 de Julio”.
Por Claudio Siniscalco
En esos términos se refería a la imagen de Evita ubicada en los laterales norte y sur del histórico edificio del Ministerio de Desarrollo Social. Lopérfido, que también fue secretario de Cultura y Comunicación en el gobierno de Fernando de la Rúa, tiene una obsesión contra Evita solo superada por la de Bonadío contra Cristina Kirchner.
“Hoy cumpliría 100 años la abanderada del adoctrinamiento, la propaganda y el fanatismo peronista. Por eso, es probable que en algunas escuelas, “maestras militantes” intenten peronizar a nuestros hijos. Estemos atentos”, disparó, para luego reclamar que quiten la imagen de la abanderada de los humildes el día en que millones de argentinos celebraban el centésimo aniversario de su nacimiento.
Jajaja sos mi ídolo de CABA Darío!!! ? https://t.co/uHChlGJlvD
— Daniel Sevilla #NSB (@bonar30) May 7, 2019
Pero el de ayer no es el primer ataque de Lopérfido. El 17 de febrero había lanzado la primera provocación, siempre por Twitter: “Tema para el domingo. No habría que sacar ese adefesio fascista de la Av 9 de Julio? El edificio es nacional pero el campo visual es de los porteños. Tiene todas las taras fascistas: culto a la personalidad, desproporción, glorificación autoritaria. Que tengan un lindo domingo”. La agresión del funcionario de las dos Alianzas cosechó una lluvia de repudios, tanto de usuarios de redes sociales como por parte de dirigentes políticos, sindicales y sociales.
Tiene todas las taras fascistas
«Culto a la personalidad, desproporción, glorificación autoritaria»: ni vale la pena detenerse en las adjetivaciones de Lopérfido, que intenta emparentar con el fascismo al movimiento nacional, popular y democrático más importante de la historia de América Latina. Desde ya que la liturgia del peronismo, sobre todo en sus orígenes, siempre simpatizó de las grandes escenografías, al servicio, claro, de la comunicación entre los líderes y su pueblo en el marco de un proyecto basado en la búsqueda del bienestar general.
Pasó Micky Vainilla y dijo que se quiere casar con Catherine Fulop, que los case el sacerdote Von Wernich y que los padrinos de la boda sean Darío Lopérfido y Esmeralda Mitre. pic.twitter.com/qoOQZehY7o
— Omar Ali✌️ (@OmarAliCandanga) May 2, 2019
Los ataques de Lopérfido (que, dicho sea de paso, le echa la culpa al peronismo por la caída de De la Rúa en diciembre de 2001) pertenecen a la más pura tradición psicópata que caracteriza a la estrategia discursiva de Cambiemos. El mecanismo es simple y ya bastante conocido: sostener públicamente lo absolutamente opuesto a la realidad. Si yo soy corrupto y fascista, digo que mi adversario lo es; si estoy subiendo la inflación, digo que la estoy bajando; si mi gobierno es uno de los peores de la historia, digo que es uno de los mejores; si la mayoría de la población vivía mejor con el gobierno de mi adversario, digo que vive mejor con el mío, y así con todos los temas y en toda circunstancia.
Solo así se entiende que el funcionario de las dos Alianzas, el hombre que formó parte de dos de los procesos políticos más destructivos de nuestra historia; y el que también dijo que «en Argentina no hubo 30 mil desaparecidos», y que esa cifra «se arregló en una mesa cerrada» para «conseguir subsidios»; solo así se entiende que justo él quiera quitar por «adefesio fascista» una imagen de Evita.