Los miembros del G20 ya abandonaron el multilateralismo
Para limitar la guerra comercial y evitar la monetaria, las autoridades financieras y monetarias de los veinte países más desarrollados prefirieron los diálogos bilaterales
por Eduardo J. Vior
En la conferencia de los ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales de las naciones desarrolladas y emergentes que sesionó en Buenos Aires este fin de semana bajo la presidencia argentina los participantes se dedicaron a reducir los perjuicios de la guerra comercial en curso y a impedir que desborde hacia una competencia cambiaria. En la declaración final hubo un párrafo muy lavado sobre las “tensiones” que afectan el comercio mundial, pero los asambleístas trataron de no mostrar demasiadas diferencias en público y priorizaron los contactos bilaterales con Washington, Berlín y Beijing. Es que, aunque el multilateralismo murió, nadie quiere expedirle el certificado de defunción, si bien muchos ya están noviando con su verdugo.
En su discurso el secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin, rechazó de plano la advertencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que el alza de los aranceles de importación podría provocar una reducción del crecimiento de la economía mundial (hoy situado en el 3,9 por ciento anual) y por esta vía afectar a la propia economía norteamericana.
Durante la conferencia ni Estados Unidos, China o Alemania cedieron en sus posiciones. Mnuchin urgió a China y la UE a respetar «el comercio libre, transparente y en igualdad de condiciones». El secretario del Tesoro propuso a sus interlocutores un acuerdo de libre comercio, aunque bajo las condiciones de Washington: «si Europa cree en el libre comercio, estamos dispuestos a firmar un acuerdo comercial sin tarifas, barreras no arancelarias ni subsidios”, dijo y añadió «las tres condiciones deben ser cumplidas simultáneamente».
Sin embargo, la propuesta estadounidense, que el ministro de Finanzas de Canadá Bill Morneau celebró como “una gran idea”, no fue bien acogida por el francés Bruno Le Maire quien avisó que Francia no está dispuesta a negociar «con un revólver apoyado en la sien». Y agregó que espera que Trump «cambie su actitud y entre en razón». De otro modo, avisó, «no va a haber otra opción que adoptar represalias».
Para calmar los temores de que EE.UU. pudiera acudir a una devaluación del dólar, para mejorar su posición frente a la baja del renminbi, el sábado por la mañana, antes de comenzar las deliberaciones, Mnuchin comprometió ante los periodistas que Trump respeta la independencia de la Reserva Federal y no va a interferir en el mercado cambiario. Por el contrario, aseguró que se va a mantener el alza de las tasas de interés y el consecuente alza del dólar.
Por su parte, la presidenta del FMI, Christine Lagarde, reiteró en su alocución inaugural su temor de que las limitaciones al comercio global puedan dañar el crecimiento del PBI mundial.
Tras las bambalinas la cumbre estuvo protagonizada por los diálogos informales entre EE.UU., Alemania y China quienes para afuera mostraron posiciones duras, mientras buscaban febrilmente acuerdos entre sí y con cuanto interlocutor se les acercara. La mayor evidencia de este doble juego la dio el hecho de que los tres países firmaron el documento final que aboga por la libertad de comercio y cuestiona el proteccionismo comercial.
Por esta misma razón a los diplomáticos argentinos no les costó demasiado acordar con sus huéspedes una declaración conjunta de tonos suaves y que elude toda definición. En la misma se da cuenta de que el fuerte crecimiento global continúa, pero está menos sincronizado que en años anteriores y enfrenta más riesgos, incluidas las tensiones comerciales.
Especialmente los países emergentes –dice- estarían en peligro de sufrir fuertes volatilidades en sus mercados y la masiva salida de capitales.
Por su parte, el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, reconoció que “el impacto de las medidas proteccionistas implementadas hasta ahora ha sido todavía muy limitado, aunque existe un fuerte riesgo de escalamiento”.
Abriendo la primera ronda seria de negociaciones este miércoles el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se reunirá en Washington con el presidente Donald Trump. De acuerdo a innombrados funcionarios europeos, su intención es “desescalar” el conflicto. A su vez, funcionarios de la Casa Blanca habrían informado al muy consultado blog Politico que en esta primera tratativa se evitaría hablar sobre los aranceles a la importación de automotores. No obstante, delegados europeos dejaron trascender que, por las dudas, la UE está preparando para noviembre alzas de tarifas sobre importaciones norteamericanas como represalia al castigo de Washington. Juncker ya dejó en claro que su bloque “continuará reaccionando golpe a golpe contra las provocaciones que se le hagan”.
El gobierno argentino celebra que en la reunión ministerial no hayan estallado conflictos y que tanto Mnuchin como Lagarde hayan apoyado la política económica de Nicolás Dujovne. También se adjudican la confirmación de la participación de Donald Trump en la cumbre de presidentes y jefes de gobierno en noviembre. Sin embargo, no pudieron mostrar ni una sola negociación bilateral que dé salida a las exportaciones argentinas y traiga verdaderos ingresos. Mientras que los demás participantes en la reunión pasaron el tiempo buscando conciertos que les permitan sobrellevar la muerte del multilateralismo, los funcionarios argentinos prefirieron los aplausos fáciles de un foro multilateral que ya no tiene más nada que dar. Sabrá la presidenta del FMI, por qué se arriesga tanto apoyando el intento suicida de sujetar al pueblo argentino con las cadenas del stand by, pero el multilateralismo ha muerto y quien se ate a él lo acompañará a la tumba.