Kovadloff defiende a Vidal y olvida el tiempo efímero de las flores marchitas
El poeta y pensador Santiago Kovadloff cambió su estrategia para ejercer la defensa de los actos de Cambiemos, en este caso de la cuestionada gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
Escribe Alejandro C. Tarruella
En el ciclo televisivo «Terapia de noticias» expresó su admiración por Vidal y ensayó la disculpa para el escándalo de los aportes truchos a la campaña del macrismo que encaró personalmente en la provincia de Buenos Aires. Kovadloff defendió ahora expresando que “En Cambiemos, está peleando contra la realidad que la rodea, con las dificultades lógicas que puede tener una mujer que está decidida a que la gestión política no le resulte personalmente rentable, entonces echa a esa gente”.
La simulación es trucha
En principio, lo único que está demostrado es que ha habido una falsificación de identidades en los aportes a Cambiemos, cuya responsable mayor es Vidal. No es posible demostrar su apreciación según la cual “está peleando contra la realidad que la rodea, con las dificultades lógicas que puede tener una mujer que está decidida a que la gestión política no le resulte personalmente rentable”.
Y con pretendida sutileza, parece lanzar los dardos de su acusación al kirchnerismo al señalar que la intención (de perjudicar señalando los aportes truchos, la sustitución de identidad, delito penal, que señalan a Cambiemos únicamente) fue “dirigida al porvenir de Vidal”. Vidal no es inocente en su conocimiento de especulaciones financieras, recordemos que su mamá trabajó en la usura del Banco Mayo y ella la acompañó, y Kovadloff, inteligente en su dificultosa defensa a cara de perro, agregó que ella “Tiene el perfil de una concepción de la política nueva porque no tiene una retórica demagógica, porque no promete nada y porque es capaz de indignarse con el delito, que incluso la acosa”.
Tampoco es posible demostrar, recurso retórico intencional del poeta pensador, que “el delito la acosa”. Digamos que hoy, a fuerza de ser honestos, la acosa la Justicia. Kovadloff agrega, dramatizando la oferta defensiva, que la gobernadora se fue “a vivir a un cuartel militar porque estaba haciendo las cosas muy bien y porque sintió que estaba en peligro”.
Si se toma el argumento del pensador macrista, se debería establecer que toda persona que hace las cosas bien siente peligro y por lo tanto debe internarse a vivir a un cuartel militar. Lo que indica, por ejemplo, que Maria Eugenia sería la única persona que hace las cosas bien y siente peligro, razón por la cual, precisa que la defienda una división del ejército o cosa parecida. Es natural que el desprevenido lector reaccione expresando, perturbado por la afirmación: “¡Esto es un absurdo! ¡No tiene pies ni cabeza!” Lo cierto es que es razonable la reacción que se imagina porque la gobernadora no siente peligro, siente que la Justicia ha descubierto una acción ilegal que la tiene como una de las mayores responsables. Kovadloff es osado, afirma sin sostén que ella “no promete nada”.
Si se toma el argumento del pensador macrista, se debería establecer que toda persona que hace las cosas bien siente peligro y por lo tanto debe internarse a vivir a un cuartel militar
El 30 de diciembre del año anterior Vidal se fue en promesas y realizó una serie de anuncios para el área de educación: ampliar el Servicio Alimentario Escolar, construir 650 nuevas aulas para el nivel inicial “que garanticen vacantes a partir de sala de cinco años”. Al mismo tiempo, disolvía con 200 despidos de Noche Buena -el estilo de gobierno que la iguala a su jefe Macri- la Unidad Ejecutora Provincial que realiza las obras. ¿Se podría afirmar, entonces, que la realidad la acosa y por lo tanto debe internarse en la sede del Ejército para evitar ese acoso?
Podría haber una reflexión, a considerar junto a Kovadloff, que expresara que cuando los argumentos se desinflan los nuevos alegatos van de la defensa con cierto sustento a la que se expresa en los términos del absurdo. “Sabemos que la inflación es más que la esperada”, dijo hace algunas semanas Vidal, cuando aún no se sabía que la mayorista rondaba el 50% anual. Luego recurrió una vez más a la demagogia negativa y expresó: “Hay que estar más juntos que nunca”. Es posible suponer que si los ciudadanos se aprietan unos a otros, la inflación baje, pero no es menos cierto que su propuesta no tiene destino.
Lo único demostrable es que se trucharon los aportes que mejoraron la economía de Cambiemos, así como la usura especulativa de los Caputo, los Quintana, los Macri, los Dujovne, los Quintana, los Peña y los Sturzenegger, entre otros, resiste cómoda la inflación e incluso, como los bancos y los “amigos del campo”, no tienen mayores problemas. La revolución de la alegría los alcanza como a la Gobernadora. Ella dirá: “Tomamos el mejor camino posible para un futuro en serio para los argentinos, para crecer de verdad y para siempre». Lo recomendable en tanto, según el sentimiento de millones de argentinos, es huir de ese rumbo.
La rebelión y la conciencia
Kovadloff, en su rol de defensor intelectual de Vidal, intenta, como el gobierno, que no cunda la rebelión. Albert Camus, que no adoptaría los términos de su defensa, sostenía que “Con la rebelión, nace la conciencia”, de manera que habría que promover el descontento como lo mal hecho y en particular, con lo mal habido. Por lo visto, él no estaría de acuerdo. ¿Querrán reducir la condición del ciudadano a la de un objeto? Emil Ciorán sostenía que la razón “sobrevive mediante la simulación, la versatilidad y la desvergüenza”. Si no fuera porque el pensador no está entre nosotros, se podría haber especulado con que luego de leer diarios argentinos, y encontrarse con los aportantes truchos a la campaña de Vidal, reflexionó con aspereza. No hay que ser pesimistas en extremo, no es así aunque tal pensamiento puede jugarse frente a las impresiones que le produce a Kovadloff el episodio que envuelve a la Gobernadora que habita tras las gruesas paredes de un cuartel custodiado por armas y soldados.
Cicerón solía decir que “todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo”
Para este pensamiento al paso, que deben sufrir también hombres como Kovadloff, no es posible imaginar que un poeta no siente dar pasos en contrario a ciertas convicciones que permanecen en su estricta intimidad. Puede, de todos modos, analizar una advertencia que permanece suspendida en los hilos invisibles de la historia. Cicerón solía decir que “todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo”. Y en cuanto a flores marchitas, no queda mucho tiempo, ese ciclo se inicia con el otoño y se va con el invierno. Salvo un anuncio en contrario de Marcos Peña.