Pablo Iglesias: «América Latina nos dio herramientas para pensar la política»
El líder de Podemos habló sobre la batalla por la identidad, los medios de comunicación, la pelea por “el sentido común”, la reivindicación de los símbolos y el sectarismo. «Nosotros no estábamos en política para reivindicar una bandera o una remera, sino para ganar”, sostuvo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, dialogó con Contexto en el marco de la entrega del Premio Rodolfo Walsh a la Comunicación Popular, otorgado por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. A continuación les ofrecemos un extracto de la entrevista.
– Usted ha sido asesor del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, y otro referente de Podemos, Juan Carlos Monedero, ha sido asesor en Venezuela, por lo cual tienen un amplio conocimiento de lo que pasa en la región. ¿Qué paralelos encuentra entre los procesos que hemos vivido en América Latina y los que se viven en España?
– Son estructuras económicas diferentes y realidades económicas distintas. La relación entre los países del centro y la periferia sitúa a los diferentes sistemas políticos en posiciones geopolíticas y económicas diferentes. A pesar de esas diferencias, América Latina nos ha dado herramientas para pensar la política. Para encontrar conceptos y categorías que nos sirvieron para superar situaciones de bloqueo que se estaban dando en nuestros países. A pesar de que no se pueden extrapolar de manera mecánica los estilos o las políticas exitosas que se han aplicado en esta región, América Latina nos ha servido para pensar la política de manera más laica, de manera más abierta. Creo que nuestros éxitos, en los últimos cuatro años, tienen que ver con esa manera de pensar, más abierta.
– En alguna ocasión ha señalado que cierta obsesión por los símbolos ayudó a generar, en Europa, una izquierda sectaria que quedó aislada y le era funcional a la derecha, porque sólo acumulaba el 6% de los votos…
– Los símbolos y los significantes son imprescindibles para hacer política. Si algo le ha enseñado Argentina al mundo es que no se puede hacer política sin identidad. Pero, al mismo tiempo, la generación de identidad es una batalla política permanente en la que el adversario siempre trata de situarte en la posición que le resulte cómoda. Nosotros nos hemos revelado frente a eso. Hemos tratado de resignificar algunos símbolos y de colocarnos, en la batalla ideológica, en terrenos que nos permiten avanzar y tratando de no quedar arrinconados en espacios que le resulten cómodos al adversario.
Si el adversario sabe que no puedes pasar del 5 o 6% de los votos, es posible que incluso te mime y te cuide porque en esa posición no representas un peligro y, además, puedes ser un tapón para que otro proyecto avance.
Siempre hemos tratado de salir de ahí y creo que la enorme violencia con que se nos trata, en comparación con el trato que recibieron algunas izquierdas en nuestro país, tiene que ver con que desde el principio se dieron cuenta de nuestra voluntad ganadora. Nosotros no estábamos en política para reivindicar una bandera o una remera, sino para ganar.
– ¿Qué reflexión nos puede dar sobre la importancia de la participación de los jóvenes en la militancia?
– La juventud es la promesa de futuro. Lo que más me emocionó de la marcha del 24 de marzo fue ver a tantos chicos y chicas comerse a besos a las Madres y la alegría con la que se expresaban en esa movilización. Esa marcha no era solamente un grito de rabia frente a los horrores que produjo la dictadura, sino que es un grito de alegría respecto del país que se quiere construir y de la dignidad democrática que se quiere reivindicar. Los jóvenes son la única promesa en la que podemos confiar para tener un futuro mejor que el presente.
– Si la disputa del sentido común es fundamental para la consolidación de los procesos populares, pero los medios de comunicación están concentrados en las manos de quienes han instalado el sentido común durante siglos, “los dueños de la imprenta”, ¿cómo se puede dar la pelea?
– Es importante dejar de llorar. Todos sabemos que “el árbitro está comprado”, pero no nos acerca más a ganar el partido repetir todo el tiempo que eso es así. Antes de empezar a hacer política sabíamos quiénes son los dueños de las grandes empresas y de los medios de comunicación, como así también que ellos imponen las reglas del juego. ¿Tenemos que ganar el partido enfrentando al otro equipo y al árbitro? Sí, pero la vida para los revolucionarios nunca ha sido fácil.