“24 de Marzo: aunque Mauricio se vista de seda, Mauricio queda”
A 42 años del golpe cívico militar de marzo del 76, ya mucho hemos hablado sobre el papel que cumplió la Junta Militar en función de modificar la matriz económica de la Argentina, de su alineamiento con el manto de sangre que signó por aquellos años a toda nuestra América Latina, del genocidio de 30 mil compañeros, sin más, de aquella etapa trágica de nuestra historia.
Por Maximiliano Jensen (*)
También hemos hablado del papel de los gobiernos democráticos pos dictadura, de las leyes del menemato en pos de la impunidad militar, y del rol de las Madres y Abuelas, y la conciencia de un pueblo que lejos de resignarse continuó gritando año tras año Nunca Más, y que a fuerza de perseverancia conquistó en la década pasada importantísimos grados de justicia.
Cada 24 vuelve todo esto y más, pero hoy, a más de dos años de gobierno macrista, debemos alertar sobre el carácter represivo de un modelo que dice defender la república, como así también de la búsqueda de impunidad para aquellos asesinos que habíamos logrado encarcelar.
Así, tres elementos se vuelven centrales en estos tiempos: el accionar represivo del Estado, encarnado en la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. El gatillo fácil y la impunidad policial de la mano de la doctrina Chocobar legitimada por el mismísimo presidente Macri y, por último, los intentos de reavivar la teoría de los dos demonios y la excarcelación de los genocidas impulsada por sectores gubernamentales, medios de comunicación y cuevas judiciales.
En primer orden, el aparato represivo del Estado cuenta durante la era Macri con más de 720 muertes, cifra que se desprende del relevamiento de casos que lleva adelante la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional –CORREPI-. ¿Qué significa esto? Sin más, un promedio de un muerto por día en nuestro país y que tiene como responsable al Estado. Sumado a esto, dos casos que a toda luz demuestran el cambio de época que se vive en la Argentina: El caso Santiago Maldonado, en el que represión mediante muere aquel joven, el espionaje a su familia y la permanente intromisión del gobierno en aquella causa judicial. Por supuesto, sin olvidar el asesinato poco tiempo después del joven Rafael Nahuel, de un disparo en la espalda.
Nuestro país vive tiempos difíciles, suerte de remake neoliberal. Pero no vamos a quedarnos quietos, no vamos a silenciarnos
Las pericias indicaron que en aquella jornada del 25 de noviembre pasado, 5 de los 8 agentes que ingresaron al predio mapuche dispararon 114 veces. También, finalizando el año, el increíble y lamentable operativo montado en las inmediaciones del Congreso Nacional, a fin de defender con miles de balas de goma y gases el recorte de unos 70 mil millones de pesos de los bolsillos de los jubilados argentinos. En todo esto, la figura principal fue Patricia Bullrich, no solo por las directivas ordenadas por la cartera de Seguridad nacional, sino también por el rol preponderante a la hora de argumentar y legitimar cada uno de estos hechos.
En segundo término, la doctrina Chocobar. Hace pocos días la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional ratificó el procesamiento del policía por homicidio agravado. Hace poco más de un mes, el Presidente Macri recibió en su despacho al agente, en donde afirmó estar «orgulloso de que haya un policía como vos», agregando que «te vamos a ayudar» en el proceso judicial.
Poco tiempo después, en Tucumán, Facundo de 11 años muere, también, de un disparo en la espalda. Sumado a esto, al sur del país, en Neuquén, acusaron de robar un perfume a Facundo Agüero, quien luego de ser detenido recibió una brutal golpiza que lo dejó gravemente herido. El ticket de compra de aquel perfume no parece ser tenido en cuenta por quienes detentan el control de las fuerzas policiales en nuestro país. Estos casos, y tantos otros, encienden las alarmas de quienes pensamos que la mano dura, el «agite» de las fuerzas de seguridad, solo pueden conducirnos a una realidad cada vez más oscura.
Por último, y en relación directa con este 24, un Etchecolatz que luego de ser condenado a prisión es beneficiado (o bendecido) con un alojamiento de confort en Mar del Plata, medida retractada tiempo después. Ahora, Astiz incluido en listas de posibles beneficios. Un ida y vuelta permanente entre los avances y los retrocesos de una justicia que llega 40 años tarde, que intenta retrotraerse otorgando beneficios y que se encuentra con la resistencia de la plaza de los cientos de miles de pañuelos del año pasado.
Mientras tanto, un gobierno que no duda en realizar todo tipo de declaraciones en apoyo de los Chocobar o que asegura no «tirar gendarmes por la ventana», pero que ante estas situaciones acciona con un tímido ministro Garavano y un silencioso secretario de Derechos Humanos Avruj. Mientras tanto, como dicen los medios, mañana, 24, no habrá actos oficiales. Quizás sí, puede ocurrir, tengamos una deplorable editorial del centenario diario La Nación.
Nuestro país vive tiempos difíciles, suerte de remake neoliberal. Pero no vamos a quedarnos quietos, no vamos a silenciarnos, porque no olvidamos, porque no perdonamos, porque seguiremos diciendo Nunca Más. Pero también, porque queremos en el presente y el futuro un país para todos y porque sabemos que aunque Mauricio se vista de seda, Mauricio queda.
(*) Libres del Sur La Plata