Francisco recorrió el barrio Buenos Aires de Trujillo
El papa Francisco recorrió hoy el barrio «Buenos Aires», uno de los más pobres de la ciudad peruana de Trujillo, a la que llegó este sábado para una visita de un día dentro de su gira sudamericana.
El «Buenos Aires» que recibió al papa es uno de los barrios más vulnerables del distrito de Víctor Larco Herrera, con unos 30 mil habitantes. Queda ubicado a unos 4.600 kilómetros del Obelisco y su Flores natal.
distribuidos entre casas de material, muchas aún sin terminar, con calles de tierra que se engalanaron para su llegada. Jorge Bergoglio recorrió en su papamóvil ante miles de personas la avenida Libertad, que inmediatamente después de su paso fue rebautizada «papa
Francisco», tras la misa multitudinaria que celebró en la playa principal de Trujillo.
Emplazado a metros del Pacífico y con un horizonte de cerros, en el barrio que visitó el pontífice conviven los atractivos escenarios naturales conuna amenaza siempre latente: el año pasado, siete huaicos (aludes) inundaron sus calles y provocaron el colapso de más de 500 casas, lo que afectó a unas 11 mil familias.
Pero la llegada del papa, a un día de celebrarse el cumpleaños 75 del barrio, cambió al menos por unas horas los lamentos de las centenares de personas que aún no han podido ser relocalizadas, una situación a la que se refirió Bergoglio en su homilía.
Durante los cerca de 15 minutos de recorrida, incluso los policías aprovecharon para sacarse «selfies» con el papamóvil detrás, mientras centenares de jóvenes con las remeras amarillas de «Joven guardia papal» contrastaban con el color del ladrillo al escubierto de muchas de las fachadas.
Globos, pasacalles con la leyenda «bienvenido Francisco» y hasta una guardia de 60 caballos de raza «paso peruana» vivaron al Papa que en «el otro Buenos Aires» confirmó la pasión que se vive en las calles del país andino con su visita.
«Decenas de miles de personas» en las calles, según el vocero papal Greg Burke fueron a saludarlo en su camino entre la playa de Huanchaco y la catedral local, donde rezó en soledad antes de ir hacia al arzobispado de Trujillo.
En un contexto de pobreza, el «Buenos Aires» tuvo además la desgracia de la destrucción de uno de sus fuertes turísticos, el balneario que tenía sobre la costa pacífica y que fue arrasado por el último paso de «El niño».