2017, un año para festejar
Desde los inicios de este año, y como una línea continua del anterior, Cambiemos se ha dedicado a profundizar la grieta entre los poderosos y los débiles o excluidos del sistema: atacó a niños, jubilados, trabajadores en sus derechos y, de manera fundamental, atacó las finanzas del Estado con la voracidad propia de los millonarios.
No ha dejado resquicio en donde los desamparados puedan resguardarse del daño: a los jubilados les quitó los medicamentos, pero también saqueó sus ingresos, como si pretendiera matarlos, ya sea por enfermedad o por hambre.
Del mismo modo, y casi con precisión quirúrgica, fue dejando a los niños sin maestros, así como tampoco están las escuelas que debía construir y ni mencionar los tres mil jardines que prometió de los cuales no se ha visto ni uno solo en funcionamiento.
En CABA, se ven bicisendas y metrobuses floreciendo cuales hongos silvestres, pero brillan por su ausencia las aulas que permitirían que más de diez mil chicos cuenten con su espacio de formación escolar. Asimismo, en materia de viviendas el déficit se agranda tanto como la grieta de Cambiemos; el sistema de salud nacional se encuentra colapsado, con la tranquilidad de haber sido respaldados en las urnas recientemente y, como modo republicano de contener el descontento social, han desplegado el más feroz actuar represivo que se tenga memoria desde 1983 a la fecha.
Macri cuenta en su haber con dos muertos producto del aparato de represión estatal y 44 marinos de los cuales nada se sabe: el submarino que tripulaban sigue desaparecido, el Estado no se hace cargo, el presidente no continúa sin dar ninguna explicación lógica a las familias de los submarinistas, ni al pueblo que representa, así como tampoco permite que las naves aportadas por la Marina Rusa puedan seguir en el intento de rescatar al navío perdido. Este hecho está plagado de versiones de las más variadas especies, y suena fuertemente la posibilidad de un ataque británico bajo las aguas heladas de nuestro mar austral.
Santiago Maldonado, ese joven soñador y enemigo declarado de la violencia, fue muerto por el accionar represivo de gendarmería; Rafael Nahuel fue asesinado cobardemente por la espalda a manos del cuerpo de elite de Prefectura y, para coronar lo que ellos consideran los “logros” de este año, decenas de detenidos en redadas contra las manifestaciones de repudio a las leyes de ajuste, finalmente instauradas por la derecha gobernante.
El apartamiento ilegal de jueces o fiscales por no fallar de acuerdo a lo pretendido por Macri y sus secuaces ha sido otra de las marcas récord que se lleva este 2017 que está terminando.
Como si fuera poco, y ya que de por sí todo esto reviste una gravedad política e institucional sin precedentes en la vida democrática argentina, puede considerarse al capítulo de la deuda externa e interna como uno de los grandes males que deberemos enfrentar los argentinos en adelante y durante varias generaciones.
Sin ahondar en números, podemos estimar que el daño provocado por estas medidas ya han llevado al cierre de más de 1500 Pymes, despidos de más de 200.000 trabajadores, quiebra de las economías regionales junto con el ahogo que les imponen a las administraciones provinciales. Esto último, se sabe, hace posible la extorsión del gobierno central a los gobernadores junto con la promesa de dinero a cambio de votar las nefastas leyes en el Congreso Nacional. Lebacs es un término que ya el pueblo maneja con cierta familiaridad, sabiendo que es uno de los grandes males a los que nos han expuesto los empresarios a cargo del Estado y que llevan a la más penosa ruina del sistema económico nacional.
El staff de Cambiemos nos regala una paleta de causas judiciales muy variadas, con una característica común a casi todas ellas: defraudación al estado y negociaciones incompatibles con sus funciones; todas causas que pasan a la historia por contar con jueces corruptos y adictos al poder y cuyo abanderado es Bonadío, sin duda alguna.
Magnetto reafirma su poder consiguiendo centrar en sus empresas el más grande monopolio de medios de toda Latinoamérica, demostrando una vez más quién es el que manda en el esquema actual de gobierno.
Hay todavía más: asesinos y torturadores con condenas por delitos de lesa humanidad que pasarán las fiestas en sus cómodos domicilios, mientras siguen en aumento la cantidad de presos políticos provenientes de las filas de la oposición, con más de una luchadora como es el caso de Milagro Sala, quien sigue padeciendo los caprichos de un feudal llamado Morales hace ya dos años.
La falta de ética política es la marca registrada de Cambiemos, junto con algunos casos de la “oposición” quienes, so pretexto de hacer “oposición responsable”, fueron dando quórum y votos al proceso saqueador expuesto.
Así, y a grandes rasgos, despedimos un 2017 que, con todo lo tremendo que ha sido, promete parecerse a un paraíso (no fiscal) si lo vamos a comparar con lo que se avizora para el entrante 2018.
El panorama es muy negro, queridos lectores, pero lo peor que podemos hacer es resignarnos a que las cosas no tienen remedio. Contra esto hay esperanza y se encuentra en manos de todos quienes creemos en una Argentina más igualitaria y con un profundo sentido de la justicia social, que solo podremos hacer realidad con un pueblo atento luchando en las calles y un periodismo que no se calle ni por las balas de goma ni por el abundante dinero público que tantas voluntades compra.
Entonces este 2017 será finalmente un año para festejar, pero sólo por parte de la casta de inmorales que llevan dos años, blanqueando dinero o fugándolo del país. Ellos brindarán esta noche con champán muy costoso (recuerden que les bajaron los impuestos).
Nosotros brindaremos por continuar inquebrantables en la lucha y por seguir aquí junto a ustedes.