Edgardo Rovira: Pobreza de datos
Ganar, con la mentira o con la verdad, esa parece ser la máxima de Cambiemos en estos tiempos de gestión y campaña. Lo hicieron antes de ganar, lo hicieron en la asunción, lo hicieron en estos casi dos años de gobierno. Esa mentira, ese abuso de la posverdad no se reduce solamente a la Casa Rosada o los medios concentrados de comunicación, es una práctica que también llevan adelante los ministerios, las secretarías e instituciones dependientes del Estado. El Indec no es indiferente a eso, no lo fue durante el kirchnerismo, no lo es durante el macrismo. En todas las mediciones que realiza el instituto encargado de las estadísticas y censos de la nación hay cuestiones ideológicas, errores metodológicos y necesidades políticas que se manifiestan a la hora de calcular y presentar resultados. Con esas presentaciones crea en la sociedad un sentido común que poco tiene que ver con la realidad. En los números presentados por Jorge Todesca el jueves pasado sobre pobreza, pasó exactamente eso, una vez más, se utilizó el manual de Durán Barba para la puesta en escena presentada: de esa manera se borró la línea que divide lo cierto de lo incierto, lo probable de lo improbable y se afirmó con la cabeza en alto, sin demostrar nada, que esos números eran una verdad indiscutible.
¿Cómo se define la vara a partir del cual una persona está por encima de un “umbral mínimo de bienestar”? ¿Quién define ese umbral?¿Cómo se calcula la pobreza? Si bien hay ciertos criterios para realizar las mediciones, la verdad es que ese umbral y las metodologías a utilizar van cambiando a lo largo del tiempo dentro de un país y entre los propios distritos o regiones (por ejemplo, el Indec tiene un umbral de pobreza más exigente en la Patagonia que en Cuyo y en Cuyo más que en el NEA).
Durante 2016 las políticas de Macri provocaron en la Argentina la alarmante cifra de 1.500.000 nuevos pobres (según datos de la UCA), esos números hoy, parecen estar bajando, pero esa baja no alcanza a devolverlos a los niveles de 2015. Según podemos analizar del informe publicado a finales del segundo semestre de 2016, el 30,3% de la población activa (unas 8,277.085 personas) vivían bajo la línea de pobreza, en los datos de la semana pasada, durante el primer semestre de 2017 la pobreza se redujo hasta el 28,6% (7.838.005 personas). La caída es de 439.068 personas, un 1,7%.Faltaría todavía incluir a 1.060.932 personas más para quedar en los números que dejó la “pesada herencia”.
La situación actual mejoró marginalmente por una cantidad de variables y manipulaciones estadísticas que son importante aclarar. En 2017 no hubo una devaluación del 40% como la que Cambiemos realizó en 2016. En aquel entones la devaluación le quitó el 40% del salario a los sectores de menores ingresos, misma quita sufrieron los subsidios, pensiones, jubilaciones que paga el Estado; las paritarias y los aumentos del Estado no lograron compensar esa devaluación, que sumada a la inflación, llevaron a la pérdida de poder adquisitivo en algo más de 7%, empujando a la pobreza a muchos argentinos que estaban al límite.
Este año si bien las tarifas sufrieron un aumento importante (de más de 50%), fueron menores a los que se dieron en 2016. El año pasado el tarifazo llevó a las facturas de los servicios de luz y gas a sufrir aumentos que rondaban los 500 y 800%, que luego de disputas judiciales y sociales se redujeron a un 400%, el tarifazo generó una inconmensurable transferencia de recursos de los sectores populares a las grandes empresas de energía, esa transferencia quitó ingresos a las familias y empujó a la pobreza a cientos de miles de personas.
El tarifazo generó una inconmensurable transferencia de recursos de los sectores populares a las grandes empresas de energía, esa transferencia quitó ingresos a las familias y empujó a la pobreza a cientos de miles de personas
La inflación de 2016 fue, según datos del Indec, del 40,9%, este año en el primer semestre se redujo a 11,7% (se estima terminar el año en 24,5%), esa reducción de la inflación le permitió a muchos trabajadores y jubilados recomponer en parte sus ingresos gracias a los aumentos y las paritarias (que en su comienzo fueron con techo). En este 2017, los sectores que el semestre anterior habían tenido ingresos cercanos a la línea de pobreza registraron mejoras suficientes para superar el umbral, mientras que aquellas personas en la base de la pirámide distributiva, que a finales de 2016 apenas superaban la línea de indigencia, fueron los más perjudicados en estos primeros seis meses del 2017. Es claro que hay una mayor heterogeneidad al interior de la población pobre, hoy por hoy los pobres extremos profundizaron su condición de escasez y el gobierno no hace nada para modificar eso.
Otra razón de la disminución en los índices según los cálculos analizados, está dada por las mejoras de ingresos que generó, en algunos casos, la Reparación Histórica. Según datos de Anses se abonaron 894.000 casos (un 37% de los 2.400.000 que se propuso alcanzar el Gobierno). El porcentaje promedio de aumento según registran los datos oficiales para los que recibieron el beneficio fue del 24,9%, pese a que el Gobierno sostuvo que sería de un 35,40 y 50%. No todos los que recibieron la reparación vivían por debajo de la línea de pobreza, los que sí y recibieron una recomposición acomodaron sus ingresos y en pocos casos pudieron salir de la pobreza, esos pocos casos son los que sumado a todas las variables le permitió a Jorge Todesca mostrar datos de mejoría en este informe. La verdad es que con el actual mínimo de $6.394, más de 3 millones de jubilados y pensionados, apenas llegan a cubrir el 40% de la canasta. Y en peor situación están 1.500.000 beneficiaros de pensiones no contributivas, que perciben un 70% del haber mínimo.Por la Ley de Movilidad Jubilatoria en marzo se otorgó un incremento del 12,96% a todos los jubilados y pensionados. El haber mínimo pasó a $7.246, mientras que la pensión mínima ascendió a $5.797.
Debemos tener en claro que el índice de pobreza se calcula sobre la base activa de la población Argentina. Si la base aumenta, el % disminuye con variables constantes. En 2016 la base activa fue de 27.201.000 personas, en 2017 la base activa creció a los 27.451.977 (marca un crecimiento de 250.977 personas, un 9,9%). Esto se debió a que el número de puestos de trabajo en blanco de la economía argentina mostró un leve crecimiento comparado con el último semestre de 2016. En diciembre de 2016 el total de trabajadores registrados fue de 12.099.885, en julio de 2017 fue de 12.168.000, ese crecimiento del empleo permitió también bajar el índice de pobreza en el país. Sin embargo, el desagregado muestra que hubo un crecimiento que se concentró en el aumento de los monotributistas (en diciembre de 2016 había 1.486.384, en julio de 2017 llegó al 1.545.600, un crecimiento de 59.216), los monotributistas sociales (en diciembre de 2016 había registrados 380.613, en julio de 2017 se registraron 405.000, crecimiento 24.387) y los asalariados de casas particulares (en diciembre de 2016 había 458.064, en julio de 2017 467.500, crecimiento 9.436). No se redujo la pobreza con trabajo formal y de calidad, se mejoró sumando trabajo informal, que en muchos casos los monotributistas lo hacen para recibir algún subsidio o plan desde el Estado.
No se redujo la pobreza con trabajo formal y de calidad, se mejoró sumando trabajo informal, que en muchos casos los monotributistas lo hacen para recibir algún subsidio o plan desde el Estado
También hay que agregar que en 2016, Sturzenegger pagó tasas de Lebac del 38% que apenas relajó recién a fin de año. El costo que pagó el BCRA en intereses y fuga de capitales especulativos también potenciaron el aumento de la pobreza, al secar la plaza de pesos, desalentar el crédito por las altas tasas, potenciar la recesión y limitar el presupuesto social del que disponía el gobierno de Macri. Este año, la tasa está en 28%, sigue siendo muy alta, pero es 10 puntos menos que la que hubo en gran parte del 2016.
Pero lo más grave de todo, y lo que más alarma nos tendría que causar, es que la pobreza bajó, porque creció la indigencia, es decir, miles de argentinos hoy por hoy ni siquiera tienen para alimentarse
Un dato importante a resaltar y denunciar son los errores metodológicos que se registraron en los estudios del segundo semestre de 2016, hecho que se repitió en varias provincias del país, principalmente en San Juan y Córdoba. El año pasado, San Juan registró una pobreza del 43,5%. Sin embargo, en ese entonces las autoridades provinciales salieron de inmediato a advertir que hubo errores en la metodología que se usó y que esa cifra no reflejaba la realidad. Debido a ese error, la nueva medición arrojó una caída extraordinaria, con un -17,1% a causa de una nueva (y oportuna) forma de medir, la provincia de San Juan terminó el primer semestre de 2017 con un 26,4% demostrando que en verdad, nadie sabe cuántos pobres hay en esa provincia. Pero este no fue el único error de medición, también en aquel entonces el Indec difundió los datos de pobreza e indigencia en el Gran Córdoba que hablaban de un 40,5%, algo inédito y que además dejaba al conglomerado como el tercero más pobre del país, con casi el doble de pobres que Rosario. En aquel entonces, muchos especialistas indicaron errores metodológicos en la medición. Según las nuevas cifras del Indec, en el Gran Córdoba la pobreza alcanzó el 30,7%, registrando una caída de casi el 10%. La pregunta que uno podría hacerse es la siguiente, ¿Hubo manipulación de datos a finales de 2016 para que los números dieran altos y en esta oportunidad corregirlos y mostrar entonces una caída en el índice de pobreza, justo antes de las elecciones de octubre? En la Ciudad de Buenos Aires, según el Indec, la pobreza aumentó de 9,5 al 13,4%, mientras que al gobierno de la Ciudad le dio a la baja. Aun así, para el Indec habría 391.000 pobres porteños y para la Dirección porteña sumarían 496.000. Se atribuyen estas diferencias también a razones metodológicas, pero su impacto en la medición total es importante.
Más allá de los datos presentados por el Indec y festejado por le macrismo en todos sus actos de campaña e intervenciones mediáticas en estos últimos días, se oculta la profundización en las brechas de la pobreza y la indigencia
Pero lo más grave de todo, y lo que más alarma nos tendría que causar, es que la pobreza bajó, porque creció la indigencia, es decir, miles de argentinos hoy por hoy ni siquiera tienen para alimentarse. En el segundo semestre de 2016 había 1.657.222 de indigentes, el 6,1%. En el primer semestre de 2017 ese número pasó a 1.704.883, el 6,2% (una diferencia de 47.661 personas, 0,1%).
Más allá de los datos presentados por el Indec y festejado por le macrismo en todos sus actos de campaña e intervenciones mediáticas en estos últimos días, se oculta la profundización en las brechas de la pobreza y la indigencia. Entre el segundo semestre de 2016 y el primer semestre de 2017 la brecha de la indigencia pasó del 40,1 al 41,7%, en tanto que la pobreza pasó del 37 al 37,7%. Es lógico que ocurra esto, ¿cómo se puede reducir la pobreza aumentando el agua, la luz, el gas, el transporte, debilitando la demanda interna, manteniendo alta la inflación, aumentando las naftas, haciéndole perder poder adquisitivo al salario, enfriando la economía hasta hacerla entrar en recesión, poniendo en estado crítico a las Pymes, desindustrializando el país, achicando el Estado, aumentando la desocupación, duplicando la deuda externa? Obviamente que ninguna. Todas esas medidas, que en palabras de los funcionarios macristas, fueron graduales y van a profundizarse después de octubre, generan mayor pobreza y van a generar aún más.
Todos sabemos cómo termina la política conservadora y reaccionaria de corte neoliberal en nuestro país. Recordemos que Néstor Kirchner llegó a la presidencia en 2003 con una pobreza que alcanzaba en el país al 54% de las familias argentinas y la indigencia trepaba por arriba del 15%. No fueron las políticas que aplica Macri las que nos sacaron de ese lugar, más bien, fueron exactamente las contrarias, medidas económicas heterodoxas y no ortodoxas, medidas sociales no monetaristas, medidas que se regían por metas de crecimiento con inclusión y no por metas de inflación con exclusión.