Edgardo Rovira: Entre la austeridad neoliberal del banquero o la derecha xenófoba de Le Pen
¿Hay un quiebre en el orden neoliberal que vivimos los últimos 40 años? No, lo que estamos viendo, y de ganar Marine Le Pen el balotaje lo confirmaría definitivamente, es el paso a un nuevo nivel del capitalismo. Desde hace un año podemos decir que vivimos una versión neofascista del neoliberalismo.
Trump no representa el fin del neoliberalismo y Le Pen mucho menos. Los dos expresan que el neoliberalismo ya no necesita de la democracia para legitimarse, y mucho menos necesita un Golpe de Estado (aunque lo lleve adelante en algunos países como Brasil por cuestiones coyunturales). Ni Le Pen, ni Trump ponen en tensión, ni cuestionan, las bases económicas del Capitalismo, más bien, vienen a apuntalar su dominación a través de la fuerza. Por ejemplo, Trump, tiene un Gabinete de billonarios (Macri copia el modelo, con CEOs millonarios ocupando los Ministerios del país). Las políticas, si bien proteccionistas, exaltan el capitalismo y la vida capitalista, con el “Sueño Americano” como mayor estandarte en el caso de Trump y el iluminismo francés imperial en el caos de Le Pen.
Ni Le Pen, ni Trump ponen en tensión, ni cuestionan, las bases económicas del Capitalismo, más bien, vienen a apuntalar su dominación a través de la fuerza
Por lo dicho, no existe fractura de la sociedad con su élite, ni en la victoria de Trump ni en los 21% de votos que sacó Le Pen este domingo. Vuelven los nacionalismos, esos nacionalismos de la segunda guerra mundial que habían desaparecido del planeta con la derrota de Hitler. Todos nacionalismos que defienden el statu quo y la desigualdad capitalista.
Claro que debe dar miedo que pueda ganar una ideología política extrema como la de Marine, pero es lo mismo si gana Trump, Le Pen, Clinton o Macron. Todos ellos van a llevar adelante políticas que hacen a los ricos más ricos y a los pobres, más pobres. Todos van a perseguir al que piensa distinto, van a discriminar al diferente y van a invadir países de ser necesario para saquear recursos.
El miedo del mundo occidental a Le Pen no está en su xenofobia o violencia, no importa si persigue a los inmigrantes o quiere encerrar a los refugiados en un gueto para desaparecerlos. Tampoco el problema está en que pueda levantar un muro como el que Trump está levantando entre EE.UU y México o Israel ya levantó en Palestina. El miedo a Le Pen es que saque a Francia de la Unión Europea, es decir, saque a Francia con un “Frexit” de la zona euro como hizo el Reino Unido no hace muchos meses atrás y destruya el muy débil orden europeo, sobre todo, el que Merkel, la primera ministra Alemana, defiende a capa y espada.
El miedo a Le Pen es que saque a Francia de la Unión Europea, es decir, saque a Francia con un “Frexit” de la zona euro como hizo el Reino Unido no hace muchos meses atrás y destruya el muy débil orden europeo
Los nacionalistas franceses, euroescépticos, como los nacionalistas norteamericanos, antiglobalización, con mensajes anti-inmigrantes y de proteccionismo de sus industrias, están dando más de un dolor de cabeza a los grandes capitales financieros, esos que fueron responsables de la crisis de 2008 con Lehman Brothers. Pero es sólo un dolor de cabeza, el sistema capitalista se fundamenta en la explotación del trabajo a partir de la propiedad privada y la apropiación de los medios de producción y el capital. No importa la forma que ese trabajo asuma ni quiénes son los dueños de esa propiedad o capital, si siempre están en manos de los poderes hegemónicos.
¿Son partidos o expresiones anticonformistas lo que están ganando terreno en la política mundial? Para nada. El sistema sigue siendo el mismo. La desigualdad crece y los dueños del capital siguen concentrando cada vez más riqueza. ¿Entonces? El juego es hacer creer a todas las personas que aspiran a ser libres, que pueden serlo votando a un magnate republicano o a una millonaria xenófoba.
Es un hecho que en muchos países avanza un movimiento de reivindicar a la nación y rechazan a la globalización salvaje. Clinton apoyaba el TTIP, Trump se opuso. Y Le Pen se opone. Clinton era la portadora de la guerra en el mundo, dejando a su paso Irak, Libia y Siria destruidos. Trump sigue alentando los fantasmas de la guerra y moviendo sus tropas, pero evita desatar conflictos militares en el extranjero que le produzca conflictos internos. Le Pen dice no apoyar esa política de intervención militar por todo el mundo pues es causa de incremento del fundamentalismo islámico y de las enormes olas de migrantes que ingresan a la Unión Europea. Además de un gasto innecesario.
Le Pen propone desde el Frente Nacional defender la industria nacional. Por ejemplo, no hace mucho festejó que Anraud Montebourg (un ex ministro de Economía en el gobierno socialista de Hollande) suplicara por un “Hecho en Francia”. Tienen tanto de igual con Trump.
Sea como sea, los franceses deberán optar en la segunda vuelta entre la derecha proMerkel del candidato de los Bancos, Macron y la derecha antieuropea candidata de los extremistas, Le Pen. Me quedo con Le Pen, como me quedo con Trump. En el fondo no hay nada distinto, te hacen elegir entre el hambre y las ganas de comer. Prefiero quedarme con las ganas de comer y el fin de los tratados de libre comercio, de la globalización entendida como hasta 2015, el fin de la Unión Europea y de la OTAN.
los franceses deberán optar en la segunda vuelta entre la derecha proMerkel del candidato de los Bancos, Macron y la derecha antieuropea candidata de los extremistas, Le Pen
Macron es el favorito. Los votantes de Fillon, en su gran mayoría, van a votar por Macron. Por otro lado, los que votaron a Mélechon, también van a votar por Macron, su corazón progre y estudioso va a impedir que voten por Le Pen, pero quién sabe, nadie daba nada por Trump. Pero sea como sea, no hay rebelión en la granja, apenas un cambio de tonos, de tintes, de tinturas, de cirujanos plásticos y de expresión del capitalismo que vienen a repetir la historia de explotación