Romero López: «Mauricio, el mago: Nada por aquí, nada por allá»
El Panamacri-Gate ha invadio nuestra vida, se ha convertido en casi el tema excluyente de nuestras conversaciones cotidianas pese al denodado esfuerzo de los grupos mediáticos en desviar la atención hacia causas menores.
Sin ir más lejos, la cadena nacional de ayer sobre Lázaro Báez, un empresario que en poco o nada se diferencia de los Caputo, los Macri o las Calcaterra. Todos han hecho fortunas mamando de la teta del estado, con prebendas, licitaciones truchas, funcionarios arreglados y evadiendo el grueso de lo poco blanco que generan. Nadie sufragó a favor de Báez, Calcaterra o Caputo; sí de Mauricio Macri y ese es nuestro drama nacional. Tenemos un presidente pletórico de causas abiertas y sospechas, portada de todos los medios del mundo que lo sindican cómo de los más corruptos, un primus inter pares.
Así las cosas conversando con uno, sino el más lúcido, de los compañeros del ámbito de la comunicación, termino de cerrar mis sospechas sobre la gigantesca operación detrás de los Panama Papers, que por supuesto en nada atenúan la participación de la famiglia Macri en los ilícitos que la prensa mundial, aún la corporativa condena. Extraño récord el del gerente general de la Corporación Cambiemos, corrido por izquierda por el Wall Street Journal.
Las fundaciones trasnacionales detrás de los descubrimientos, la dosificación en la entrega de los leaks, los paramilitares mediáticos prevenidos hace meses acerca de estas revelaciones ( La Nación y Clarín en Argentina) demuestran el tenor de la opacidad de la operación en su conjunto.
Mauricio es sin dudas el político más corrupto de la historia democrática argentina y esa es su mayor condena y también su mayor mérito
“El pueblo argentino eligió a Macri, es el pueblo argentino quién debe removerlo, si es el caso, pero no las fundaciones globalizadas del poder financiero”, remató el compañero aludido, y una vez más tuvo razón.
El daño irreparable a la imágen de Macri entre los aún incautos, es tan sólo un daño colateral a uno de los recien llegados a las cercanías de la elite de las finanzas planetarias. Wall Street no ama a los self-made mens por mas corruptos y funcionales que les sean, lo prueba su rechazo a Donald Trump, un vivo al que no le confían ni un tantico así. Lo descartan del mismo modo que Mauricio descartaría a un cocinero díscolo.
Francisco Macri, su artífice involuntario, es apenas un maestro mayor de obra con algunos quioscos aledaños, y por más que para el común de los mortales dimensionar su fortuna no sea cosa fácil, es cómo quién dice un poroto en el silo bolsa de las corporaciones bacanas de verdad. El ferry que une Miami con Fisher Island llevando las Ferraris y Porsches de los ricachones, sólo ostenta retratos de los Vanderbilt u otros similares en la cabina de pasajeros forrada de fina caoba, jamás llevará los de la famiglia Macri, y si bien es cierto que la lista de admisión de esa ínsula del paraíso es generosa con algunas figuras faranduleras como Susana Gimenez, no son mas que los y las bufonas de esa gente aburrida, de esos niños ricos que tienen tristeza.
De ahí que al igual que Onassis, el fletero de los petroleros, el niño emperador necesite rodearse de un dudoso glamour originario para intentar ser aceptado. Antes entrará un camello por el ojo de una aguja.
Macri, Mauricio, es sin dudas el político más corrupto de la historia democrática argentina y esa es su mayor condena y también su mayor mérito. El compañero Mauricio ha sabido navegar en aguas turbulentas, y si bien billetera mata galán, o cómo sabemos con guita cualquiera es vivo, no es menor su habilidad para ponerse en el lugar preferencial de un ideario colectivo de ascenso social egoísta, runflero, excluyente, berreta y coimero. Mauricio Macri es ese ideal de amplios sectores de la clase que se cree media y que pronto dejará de serlo, volviendo a caer con estrepitosa velocidad a estrellarse contra una realidad de la que abjuran.
Un verdadero mago. Nada por aquí, nada por allá. Nada por aquí como la declaración de sus cuentas en paraísos fiscales, cuentas que tienen una sóla finalidad ocultar para lavar el dinero de la corrupción, nada por allá tampoco, ni una sola medida a favor del pueblo.