Jorge Alemán: El neoliberalismo es lo que más se parece al crimen perfecto
El psicoanalista y escritor, Jorge Alemán, y el análisis de la coyuntura política nacional en una imperdible charla con Cynthia García.
Por Cynthia García
Infobaires24 dialogó con el psicoanalista y escritor Jorge Alemán en su paso por Buenos Aires. Radicado en Madrid desde 1976, ha publicado numerosos libros en los que une psicoanálisis, filosofía y política. Es uno de los más lúcidos pensadores de la actualidad argentina.
CG: -¿En qué país dormimos?
JA: -En un país siniestro, que encubre operaciones terribles que han puesto severamente a la soberanía nacional y popular en peligro. Un país con un cariz absolutamente antidemocrático, con una faz corporativa que el mundo empieza a reconocer. Por eso dormimos en una especie de pesadilla de la que muchos queremos despertar, porque no tenemos la sensación de que se trata solamente de un gobierno de adversarios en términos políticos, sino que es más bien un gobierno que tiene la tarea de destruir todo el legado simbólico de lo que fue la experiencia política anterior. Se quiere domesticar y disciplinar a la Argentina para volverla a incluir en los grandes engranajes de dominación.
CG: -¿Cómo eso afecta a la gente?
JA: -La idea que trabajan de la corrupción les da muchos beneficios, porque una parte de la población se siente pura e inocente y luego espontáneamente suele a suceder que el propio sujeto tiende a pensar que hay otro que le ha robado su tesoro más propio. Se instala mediáticamente la corrupción y eso permite encubrir lo que es estructural al sistema, como el pago a los buitres. Luego Argentina ha reunido una cantidad de monstruos perversos en la televisión que es difícil de ver en otros países: la diversión en la crueldad debe ser analizada. Se despojaron de la verdad, son muy crueles, ejercen de una manera militante un cinismo muy agudo y son muchos. Y están entrenados de una manera muy especial. En cadenas internacionales uno ve a periodistas de derecha, que dicen que son de derecha y argumentan como lo hace la derecha: uno lo puede prever porque conoce su origen de derecha, pero acá hay otro fenómeno que va desde Mirtha Legrand a Tinelli, pasando por Lanata, que es una suerte de perversión instalada del lenguaje, en donde con sistemas alusivos, discursos a medias, veladas imputaciones, construcciones esperpénticas, van generando todo el tiempo una especie de estado de opinión que es una excelente máquina de despolitización.
CG: -¿El neoliberalismo nos está ganando la batalla en la construcción de la subjetividad?
JA: -Margareth Tatcher decía: “el método es la economía pero el objetivo es cambiar el alma”. El neoliberalismo es una fábrica de subjetividad, es tratar de poner a la subjetividad en relación con la competencia, con la rivalidad, con gestionar la propia vida como una empresa, con ordenar los propios sentimientos con una especie de gestión de autoayuda… Por eso el presidente usa ese lenguaje de la autoayuda…
CG: -… tan efectivo…
JA: -Y fijate que efectivo que es que todos los que leen un libro de autoayuda creen que está dirigido a ellos y vendieron 25 millones de ejemplares… Es una narrativa de autorrealización muy efectiva. Pero además pienso que tenemos medios muy frágiles respecto a los que tienen ellos, hay una gran disimetría: la estructura del neoliberalismo es un dispositivo de una potencia enorme, como si nosotros estuviéramos en un orden simbólico y ellos en un flujo mediático permanente e initerrumpido. Nosotros tenemos relatos, discursos, palabras, silencios, cosas imposibles de formular, cosas que necesitamos comprender… En el campo de ellos no hay nada imposible de decir, no hay silencios, no hay nada que comprender: además la verdad está destruida. La batalla es despareja
CG: -Es un momento de muchas preguntas.
JA: -Si, nos tememos que preguntar “¿Cómo seguir?”. Porque una cosa es tener un legado simbólico y saberlo respetar, pero luego hay una equis: tendremos que descifrar quiénes fuimos para volvernos a proyectar. Tenemos que preguntarnos qué tipo de organización nos vamos a dar, qué puede ser el kirchnerismo en el siglo XXI, qué nombres van a tener nuestras estructuras políticas y qué tipos de antagonismos vamos a asumir porque no puede volver una política de consenso, hay una lógica de elaboración, de la construcción de un adversario, y que sea asumida.
CG: -¿Hay que pensar el kirchnerismo?
JA: -El kirchnerismo conjugó tradiciones liberales, republicanas, socialistas y las rearticuló. Uno de los elementos clave del kirchnerismo fue transformar a los derechos humanos en un nuevo sujeto político. El kirchnerismo es del siglo XXI y necesita construir un común, generar sus propios medios y conectar a todos sus escritores, pensadores, intelectuales, activistas sociales, militantes…
CG: -Está en discusión la supervivencia del kirchnerismo, con una tensión dentro del PJ que disputa poder, conducción y liderazgo.
JA: -En lo inmediato, coincido. Puede ser así; coyunturalmente puede producirse eso, hasta incluso podremos presenciar cierto desvanecimiento de la experiencia kirchnerista, pero voy a ser optimista: pienso que el kirchnerismo tocó cosas que inevitablemente van a volver. Cuando una experiencia toca ciertos puntos de lo real es difícil que no retorne.
CG: -¿Es eso de “lo inasible” de lo que el neoliberalismo no se podría apropiar?
JA: -Eso es. Hemos hecho una experiencia en la que demostramos que no todo está capturado por el dispositivo neoliberal, ahí tenemos la posibilidad del retorno. El presente puede ser muy injusto pero no han podido lograr nunca que la historia lo sea: no tuvo razón Pinochet, tuvo razón Allende; no tuvo razón Franco, tuvieron razón los republicanos. Y no va a tener razón Clarín, va a tener razón el kirchnerismo.
CG: -¿Cómo no volvernos locos?
JA: –Tenemos que hacer un ejercicio de renuncia para nosotros mismos y no seguir escuchando tonterías, no prestarnos ni condescender a ser parte de las tonterías que se pronuncian, hay que hacer un ejercicio de ascetismo, de estudio, de trabajo, de sostener las experiencias que valgan la pena, de prestar atención a aquellos discursos que necesitamos sostener, de sostener a los compañeros y compañeras que están trabajando por transmitir otra cosa… No hay que prestarse al baile esperpéntico que está organizando la corporación mediática en este momento.
CG: -Uno puede suponer que el neoliberalismo tiene su faz destructiva, pero ¿qué construye el neoliberalismo?
JA: -Muy bien que lo digas: es muy constructivo. Antes los marxistas hablaban de ideología, de alienación. El sujeto tiene una parte de sí mismo extrañada porque no piensa por sí mismo sino que piensa en la lógica el sistema que lo domina. El neoliberalismo es más grave: no te aliena, directamente te produce. Te constituye, te quiere organizar como sujeto, quiere fabricar tu alma, quiere armar tu vida interior, quiere producir tu sensibilidad… Es un enemigo terrible. No creo en el crimen perfecto, pero el neoliberalismo es lo que más se le parece.
CG: -No tenemos medios de comunicación. Hay nuevos medios a construir.
JA: -Antonio Gramsci habla de una guerra de posiciones. ¿Cómo es la guerra de posiciones en el siglo XXI? Dentro de las redes, no podemos evitarlas. No digo que los cuerpos no cuenten, lo vimos el 24 de marzo, cuando las personas se dan la mano, se abrazan y se besan, ahí se sella algo que se tiene que tener en cuenta. Pero luego hay que disputar todo el campo del sentido; hoy por hoy pasa por estructurar el facebook, el twitter, el youtube, todas las maneras que podamos de articular discursivamente nuestros proyectos.
CG: -¿Cómo va a ser la edición de tu próximo libro?
JA: -Una decisión que se ha tomado en editoriales que se ocupan en los pensamientos emancipatorios es grabar una entrevista de los autores, que se genere como una previa del libro que circule por las redes. Así el libro se transforma en un compañero de esta experiencia que es mucho más importante en las redes. Hay una experiencia democrática en las redes que no se pueden dejar de aprovechar.