Podríamos recurrir a cientos de frases que describirían a la perfección la nobleza que abraza a nuestra profesión u oficio que hoy, más que nunca, cobra una importancia suprema.
En medio de una terrible embestida de un gobierno de desquiciados, con un personaje, que, si no fuera de tal grado de letalidad real, se parecería a un monigotes salido de un comic barato. Somos los/ las periodistas, ( a falta de políticos valientes) sobre quienes recae la responsabilidad de poner luz en tanta oscuridad.
Decía que hoy, nuestro rol, cobra un mayor grado de relevancia, ya que somos, quienes tenemos la tarea de aportar la verdad, la claridad del análisis y sobre todo, transparencia en la investigación.
Esto es lo que nos demanda la sociedad y los propios principios de nuestro oficio, eso que una gran mayoría de colegas ignoran, por deformación o porque sencillamente toman al periodismo como una herramienta de enriquecimiento, que en algunos y algunas, llega a grados obscenos.
Estos «periodistas» que curiosamente no son afectos a la repregunta, cuando la situación pide a gritos que las formulen, estos que operan de manera incansable contra los opositores, sean estos politicos o periodistas, todo lo hacen con admirable grado de impunidad y descaro, aquello a quienes les sería imposible explicar la fuente de esos ingresos que les permiten vivir como millonarios.
Son aquellos que se ponen la toga de una deóntica dudosa, los que señalan a las comunicaciones populares como territorio de la militancia dentro del periodismo, son meros practicantes de la moral con la bragueta abierta, los de pantalón tiro corto y calzón al aire, porque las agachadas los dejan con las miserias a vista de todos. Esos, señalan para que los tontos miren el dedo y los patíbulos sean reforzados con el hueserío de los pobres para no verse en el espejo vergonzoso de meros ejecutores del fascismo que los tiene de títeres. Hoy juzgan para no admitir que son generales de la censura reinante y armadores de la cancelación mediática.
Esos mismos periodistas son los que fueron moldeando al monstruo que hoy no pueden dominar, porque convengamos que, algo de vergüenza deben sentir cuando Milei se expresa de la manera en que lo hace, cuando Bullrich reprime de manera salvaje a una protesta de jubilados, cuando ven los desaguisados que se cuecen a diario en el ministerio de justicia, sin mencionar las aventuras de una tal Pettovello , ¿qué sienten o piensas cuando Milei habla de destruir el estado, que es nuestra forma de organización como sociedad?, ¿qué cuando mueren ciudadanos merced al abandono de ese estado, del que dependen para vivir, o no morir, ¿Qué ante las miserables medidas que supone dejar vencer alimentos para millones de personas, sin que ello importe al gobierno libertario?
Ideológicamente pueden, con todo derecho, estar de un lado u otro, es legítimo, saludable y natural, pero cuando te convertís en un operador mediático, inmediatamente pasas a revestir como lamebotas o facinerosos a sueldo de los poderoso, estos existen desde el principio de nuestra historia y son, al parecer, imposibles de erradicar.
La verdad es lo más relevante que podemos aportarle a nuestros lectores, puede venir mas o menos adornado con frases poéticas, pero debe ser «la verdad y solo la verdad» el pilar fundamental en la comunicación política y en todas las ramas del periodismo.
A punto de cumplir diez años ininterrumpidos de desarrollo periodístico, podemos con absoluta justicia decir que, honramos nuestra profesión sin importar el color de nuestros gobernantes.
Feliz día entonces, a quienes dignifican nuestra profesión militando la verdad, a los otros, los juzgará el tiempo o los tribunales, según sea el caso.
