«Hay un enorme avasallamiento a las políticas de Derechos Humanos»

En exclusiva para InfoBaires24, la diputada nacional Victoria Montenegro analiza los primeros días del Gobierno de Mauricio Macri, sus medidas en materia de Derechos Humanos y qué legado dejaron los 12 años de gobierno kirchnerista.

IB24: – ¿Crees que Mauricio Macri viene cumpliendo con su promesa de campaña de «terminar con el curro de Derechos Humanos»?

Sí, creo que desde el 10 de diciembre en el gobierno de Macri tienen una necesidad urgente de que la política de los DD.HH se caiga de la agenda. Lo manifestaron previo a las elecciones con esa famosa frase y lo que se está viendo ahora, lamentablemente, en diferentes áreas del Estado nacional, es el cierre de programas y de direcciones que trabajan específicamente en la memoria, la verdad y la justicia. Hay un enorme avasallamiento a las políticas de DD.HH

Hay algo que es muy claro. Uno ve los apellidos de los funcionarios y sabe que son los hijos y sobrinos de los que llevaron adelante la última dictadura militar. Está esa discusión de si volvimos a los ’90 o no, y yo digo que no. En los ’90 había política; acá no, hay un avasallamiento. Esto son los ’70, de otro modo. A los militantes políticos se los desaparecía por «subversivos»; hoy se los desaparece de otra manera. Los trabajadores y trabajadoras hoy son «ñoquis», y con esa excusa se los desaparece de su puesto de trabajo y de sus proyectos de vida. Se está intentando cambiar lo que nosotros veníamos construyendo como país. No son casuales las áreas que están atacando; necesitan que desaparezcan los lugares donde se profundizan las políticas de Derechos Humanos que nos permitieron llamar a las cosas por su nombre.

El gobierno quiere terminar con los juicios; y no porque los conmuevan los genocidas, que hoy son personas mayores. No pasa por ahí, sino porque en los últimos años comenzamos a demostrar la complicidad civil. Necesitan que dejemos de hablar de estos temas porque detrás de ellos está Blaquier, está Loma Negra, está la Nueva Provincia, Papel Prensa, Ford, Mercedes Benz. Están todos los que hicieron posible que se lleve adelante ese mecanismo de desaparición de personas. Por eso en la gala de asunción de Macri se invitó a la viuda de Videla; ellos se reivindican ene se lugar porque la dictadura benefició a los intereses económicos que hoy gobiernan la Argentina.

Tenemos que entender que nuestro país es un ejemplo en el mundo. Detrás de cada juicio que se lleva adelante, hay un Estado presente que acompañó, que empujó a la justicia para que actúe y que trabajó en este lado tan sensible y necesario. Porque si bien la dictadura pasó hace 40 años, nosotros tenemos justicia recién cuando ponemos el testimonio delante de un juez.

Necesitan que dejemos de hablar de estos temas porque son cómplices civiles de la última dictadura

Por eso son necesarios los programas. Las víctimas necesitan acompañamiento del Estado. No es fácil sentarse adelante de un juez y contar todo eso que a uno lo atraviesa de una manera tan profunda. Vos pensá que los nietos que aparecen ahora tienen aproximadamente 40 años: es reacomodar toda una vida. Y eso no es fácil.

No fueron 50 locos los que robaron bebés. Fue el mismo Estado el que decidió que para instalar ese programa económico, político y cultural, tenían que desaparecer a esos miles de militantes que tenían tanta consciencia. Y porque además, como decía mi apropiador y tantos militantes, «los subversivos son contagiosos»: cada vez que contaban el por qué de su lucha sumaban a más jóvenes.

Por eso, hoy el Gobierno quiere desactivar toda nuestra consciencia política. Hay un 49% del país que realmente tiene mucha consciencia, aunque no militen en ningún espacio político, incluso. Saben cuánto les costó conquistar estos derechos y ahora quieren salir a que no se los atropellen.

IB24: – Sin ir más lejos, el secretario de Derechos Humanos recibió a la CELTYV, quienes se denominan «familiares de víctimas del terrorismo», y Darío Lopérfido cuestionó la cifra de desaparecidos de la dictadura.

Son funcionarios del gobierno macrista y tienen una línea común que es clara. Y sí, se ve cuando un funcionario de Derechos Humanos recibe a una organización que reivindica la dictadura militar. Esto está más que probado, no lo decimos nosotros. En nuestro país hubo muchos juicios que probaron el plan sistemático de desaparición de personas y apropiación de personas. Tratar de instalar nuevamente la teoría de los dos demonios es, en realidad, instalar que todo vale. Valía en ese momento asesinar a jóvenes y robar bebes; y quizás valga en este momento llevar adelante determinadas medidas que llevan a desactivar un Estado benefactor y una militancia política que, efectivamente, «contagia».

La sociedad se contagió de la idea de que la política sirve como una herramienta de transformación. Por eso creo que desde Lopérfido, minimizando la cifra de desaparecidos, hasta distintos funcionarios que tienen niveles de misoginia y homofobia brutales, cuesta pensar cómo personas con semejante carga de violencia llevan adelante una función pública y cuáles son las políticas que van a llevar desde ahí.

Cuesta pensar cómo personas con semejante carga de violencia llevan adelante una función pública y cuáles son las políticas que van a llevar desde ahí

Necesitamos que, además de frases bonitas, digan cuales son las medidas específicas que van a tomar en materia de Derechos Humanos. Hace unos días quitaron de su espacio a un compañero que había sido designado por el Ejecutivo, Horacio Pietragalla, quien estaba al frente del Archivo de la Memoria. Y lo hicieron por decreto, cuando fueron los organismos de Derechos Humanos los que ratificaron a Horacio en su lugar y fueron ellos los que se encargaron de juntar el material, hacer las entrevistas y las investigaciones que componen el archivo. Despidiendo trabajadores no se crece; vaciando las áreas y los programas no se contiene a las víctimas. Si así piensan Lopérfido y demás funcionarios, ¿qué les van a enseñar a los chicos en las escuelas?

Uno de los casos más claros al respecto es el de una de las últimas nietas, que cuando se tuvo que sentar a contarles a sus hijos que era hija de desaparecidos, con toda la carga que eso representa, los nenes ya lo sabían porque lo habían visto en Paka Paka. Eso es un Estado presente, el que logra ese puente entre el pasado doloroso y un presente de memoria y justicia. Y además, al futuro de las próximas generaciones, para que ellos no den las discusiones que todavía ciertos personajes quieren instalar.

Es un enorme momento para los militantes de los derechos humanos, para trabajar y desarmar esto. Las madres y abuelas sobrevivieron a la dictadura militar; para ellas es una lucha más. Es triste ver a Hebe, a Estela, que eran tan mimadas por el gobierno y el pueblo argentino, y que hoy el presidente no tenga tiempo para recibirlas; a ellas, que son un símbolo de orgullo argentino. Mientras que en la oficina de al lado recibe a Magnetto y a los que realmente dirigen el país.

No hubiese sido posible debatir la Ley de Identidad de Género o el matrimonio igualitario con un Videla sentado al lado nuestro.

En el 2003, cuando asume Néstor, no era una urgencia para los argentinos la memoria, la verdad y la justicia. No es que el pueblo argentino lo exigía: el pueblo argentino quería comer, trabajar, sobrevivir. Y Néstor lo hizo también. Entendió que la historia no empieza de cero. Cuando se reconoce a las abuelas, las madres y los hijos, tomamos esa lucha y la pusimos como bisagra, para sanar las heridas y para no volver a cometer los mismos errores. No hubiese sido posible debatir la Ley de Identidad de Género o el matrimonio igualitario sin este antecedente, o con un Videla sentado al lado nuestro. Nosotros nos hacemos cargo y no le ponemos nombres bonitos. No le decimos «intolerante» al que es un genocida, como dicen ellos. Si las cosas no se llaman por su nombre, corremos enormes riesgos. Porque sino, no hubo una represión contra niños de una murga, hubo «un accionar de las fuerzas de seguridad en un barrio peligroso». Llamemos las cosas por su nombre para continuar con el cambio de paradigma, de entender al otro como un sujeto de derecho, de terminar con la concepción ONGeísta de pensar que se puede tercerizar la dignidad de la gente.

Si no hablamos de esto, no podemos explicar por qué Milagro Sala está presa. ¿Por qué tanta saña con ella? Porque hizo lo imperdonable. En su persona está la política del Estado nacional. Logró no solamente llegar al otro sino que se reconozca a sí mismo como sujeto de derecho; que entienda que no es caridad, es la responsabilidad del Estado de dar trabajo, de darle herramientas para formarse, para tener servicios de salud, dignidad. Y que entiendan que depende de ellos. Es un despertar de consciencia que ellos quieren apagar. Milagro Sala es todo lo que les molesta. Esta es una derecha joven, con otro rostro, pero igualmente salvaje. Desconocen el proceso histórico. Ni siquiera son los que hicieron la fortuna a costas del pueblo: son sus herederos, los que creen que les corresponde. Realmente se sienten dueños, porque toda la vida lo fueron, y piensan que el país es otro negocio.

Quieren apagar este despertar del pueblo que empezó esta líder natural que tiene el pueblo que es Cristina Fernández de Kirchner, que se puso a los 40 millones de argentinos en la espalda y salió a defendernos de los intereses que atentaban contra el pueblo. Y estoy segura de que todas estas medidas que quieren atentar contra eso, lo único que van a lograr es que crezca.