Macri está apesadumbrado y Ramón le cerró la puerta
Macri está deprimido. Se cuenta que en la reunión con sus secuaces del gabinete estaba caído, apesadumbrado y por cierto, dolarizado. Posiblemente, debido a que habrá de imponer retenciones a la soja y las impunes empresas mineras, su ánimo se deterioró. En realidad, es el FMI quien se lo impone y aunque él, Blanco Villegas al fin y al cabo, no quería llegar a eso, sus amigos de la fiesta del dólar lo condujeron a ese callejón en donde, en penumbras, deberá golpear con un bate a sus, ahora, adversarios “del campo”.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Por si eso fuera poco, sus secuaces hicieron dos intentos y fracasaron en ambos –una política de facción que repiten con singular éxito en estos días- para atraer al gabinete a algún titulado peronista de ocasión. Se procuraba teñir de peronismo con cartel de venta, al desmañado gabinete. El primero Juan Manuel Urtubey, el salteño que en los últimos meses se prodigó en apoyos al gobierno del hijo de Franco. A la hora de los bifes, Urtubey dijo NO. Nadie, esto es natural en gente de la especulación a cara de perro, quiere ser invitado a un incendio. El segundo intento, se cuenta, fue con el actual embajador en España, socio de Macri en Misiones, Ramón Puerta. Ramón fue gobernador de esa provincia y proviene de las filas del menemismo. Al ser invitado, Ramón le cerró la puerta y tiró por la borda años de amistad y negocios.
Con Macri podría afirmarse hoy que siempre lo peor está por venir. En la noche del jueves, una multitudinaria manifestación de estudiantes universitarios de todo el país sacudió la modorra del centro porteño y llegó a Plaza de Mayo. Fue un clamor por una política educativa justa y soberana. Cuentan que horas antes su angustia era tal que no podía restablecerse para participar activamente en una reunión de gabinete que no iba a dar novedades. El gobierno, como se sabe, no comunica, apenas si los periodistas adictos, los factureros de la suerte, emiten algunas informaciones que reciben de ciertas fuentes de gobierno relacionadas con la cadena de pagos.
Con Macri podría afirmarse hoy que siempre lo peor está por venir
Algunos empleados de Casa de Gobierno, que callan y acaso susurran en intimidad algunos sucedidos, lo comparan con días en que De la Rúa se abroquelaba en su angustia de palacio, se adhería a un Chivas Regal y acababa tendido –botella seca- en un sofá de la residencia. Casi a la medianoche, recordarían, dos empleados concurrían a pedido de Inés Pertiné y lo llevaban en andas hasta su dormitorio en callada ceremonia.
Rapoport sabe lo que dice
Con rotunda precisión, Mario Rapoport, autor de “Nunca es tarde Mr. Braden”, una recomendable novela policial con intrigas palaciegas, señaló en estos días que el gobierno no tomó nota del hecho que la globalización había concluido. Incluso, un par de los funcionarios, Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, escribió un ensayo reafirmando ese hecho. Rapoport, uno de los economistas serios más lúcidos y sabios del país, agregó que había que implementar una economía de producción interna tomando como eje la propia tecnología. Macri, que no es un lector precisamente, y que no leyó ni “Bolchevique de salón”, otro libro notable de Mario, ni “Nunca es tarde Mr. Braden”, tampoco leyó “La crisis mundial” de Wim Dierckxsens y Walter Formento, y desconoce lo que sucede en realidad en el planeta. Bien hay que tomar en cuenta lo que sugería Samir Amín: “el otoño del capitalismo no coincide automáticamente con la primavera de los pueblos”.
Al parecer, muchos de los políticos argentinos no han tomado con severidad la etapa. Saber cuáles son los nuevos paradigmas, los nuevos actores, los BRICS en particular, los centros de la acción mundial de la etapa que sucede a la globalización –que comenzó a caer en 2008 aunque Macri no se enteró- y que puede dar lugar, Samid lo expresó, a un sistema de globalización policéntrica, es básico para hacer política. Cuidado que no lo toman al pie de la letra incluso los pensadores de la oposición. Por otra parte, señalan Dierckxsens y Formento, “…Trump implica el ascenso de un nacionalismo antioligárquico en EUA, el cual se enfrenta de modo principal con la oligarquía financiera global de la City de Wall Street, en la Reserva Federal –Fed-, en los Tratados de Libre Comercio Globalistas y en el núcleo oligárquico de los Clinton/Obama en el Partido Demócrata”. Ese es el nuevo mapa, en líneas generales, que no observan ni macristas ni progresistas.
Antes de irse, le toca a Macri imponer las retenciones como lo hicieron Krieger Vasena y Duhalde
El apesadumbrado Macri intenta inventar una salida lo menos tortuosa y nadie lo garantiza, ni el tiranito Peña, que resiste en el derrumbe. Ahora la oposición, muy quebrada, tiene la palabra para comenzar a elaborar desde el peronismo, con el kirchnerismo, el camino al final de las penumbras macristas. Se caen solos, no hay que empujar a nadie. Hay que evitar que todo sea peor con la banda de los usureros y especuladores que tal vez incurrieron en diferentes fraudes –incluso comunicacionales- para llegar al gobierno en 2015. Antes de irse, le toca a Macri imponer las retenciones como lo hicieron Krieger Vasena y Duhalde. Con gobierno de facto y con Estado de Derecho. El lunes lo anuncian y no hablaría Mauricio sino Dujovne, el ministro que vive en un baldío y a quien nadie le cree. Ni aún Christine Lagarde, que lo recibe el martes para mostrar que en Argentina mandan ella y el FMI.