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Una derrota por K.O.

Por Carlos Almenara

“Es la economía bimonetaria, estúpido” fue la denominación que eligió Cristina Fernández de Kirchner para el documento que dio a conocer el 6 de setiembre y que se puede revisar aquí.

Probablemente Milei no entendió que el título remedaba una recordada frase adjudicada a Bill Clinton y pensó que lo tendría por destinatario. O sencillamente porque es ese espantapájaros pornográfico que conocemos bajo el nombre de Javier Milei, le contestó que le dedicaría una clase de economía ese día a la noche. De la clase, lo más recordado es el extraño gesto masturbatorio, susceptible de variadas interpretaciones.

Cristina tiró un guante al estilo de los duelistas, y lo desafió a “debatir en el Patria”. Milei no lo recogió, y lo bien que hizo.

«Hablar de economía diciendo cualquier cosa en los set de televisión o escribir plagiando libros, es una cosaGobernar la Argentina, es otra muy distinta. Y de esto, por cómo están viviendo los argentinos, se ve a la legua que vos no tenés ni idea» (Cristina)

Lo cierto es que el debate que nos negaron como encuentro físico se fue dando en las intervenciones de ambos dirigentes. En la Universidad del Oeste, en Merlo, provincia de Buenos Aires, Cristina señaló algunas mentiras y falacias de Milei.

Cristina sostiene hace tiempo que hay que prestar atención a la “economía bimonetaria”, es decir, al uso de divisas, dólares, para atesorar, ahorrar y realizar transacciones en Argentina. Señala que ello no ocurre en otros países. Pero como, además, los dólares son necesarios para pagar las importaciones que requiere la industria y la exorbitante deuda externa, siempre faltan.

Milei, en cambio, ya lo dijo, se presenta a sí mismo como “especialista en crecimiento económico con o sin dinero”. La parte de “sin dinero” la hemos comprendido cabalmente, nos debe el crecimiento económico, en seis meses derrumbó más de 4% el PIB. El marco teórico de Milei supone un comportamiento neutro del dinero, un bien cuyo mercado podría analizarse como el del trigo o la sal. En consecuencia, resulta inconcebible para él que la “economía bimonetaria” pueda representar un problema.

Si bien en términos teóricos se podría considerar que esa discusión sigue abierta en función de los paradigmas e instrumentos con los que se analice la economía, en términos concretos, los resultados le dan razón a Cristina Fernández. Su gobierno, junto con el de Néstor Kirchner, registra el mayor crecimiento continuado en nuestra historia, los salarios más altos del continente, escaso desempleo, fuerte crecimiento industrial. Milei, ya dijimos.

Fue el 13 de setiembre, cuando recibió un doctorado honoris causa, que Cristina refutó de modo más exhaustivo las mentiras del presidente. Además de rectificar cifras que Milei revolea mal y a la bartola, señaló lo siguiente:

  • La contradicción entre Milei y su ministro Luis Caputo. Mientras Milei afirma que el dólar no tiene relación con la inflación, su ministro les dice a los empresarios que “no devaluará para que no impacte en la inflación”.
  • Mucha cantinela de “libertad” pero de los cuatro precios fundamentales de la economía: dólar, interés, salarios y precios de los bienes, están regulados dólar, interés y salarios, y el único libre es el precio de los bienes que se volvieron inalcanzables para la mayoría de la población.
  • Desmintió lo que Milei repite siempre, que Argentina fue primera potencia mundial. Un bolazo que no tiene pies ni cabeza y para corroborarlo citó al Dr. en Ciencias Políticas y Sociales Natalio Botana, un profesor y periodista liberal que publica en La Nación. Nadie en su sano juicio da la razón a Milei, no hace falta tener un doctorado.
  • Le pide a Milei que deje de engañar a los pibes con esas mentiras y lo analiza como un fracaso de la educación argentina, “si la educación argentina hubiera podido llegar a todos los rincones, en historia, en formación, estas cosas no nos estarían pasando, no podría venir un lunático a decir cosas que no sucedieron”.
  • Destroza los números de Milei. La reiterada enunciación de una inflación que “viene viajando” a 17.000%, otro bolazo gigantesco. Respecto a la metodología de cálculo de Milei para este guarismo, consistente en tomar un dato extremo (autogenerado) y proyectarlo, apareció en redes sociales una analogía divertida. Si ud. considera la semana previa a su casamiento y la proyecta en el mes, dentro de treinta días tendrá cuatro esposas (maridos), a final de año superarán los/las cincuenta.
  • Cristina destruye también el análisis del promedio de inflación en Argentina desde los años cuarenta del siglo pasado. Milei toma punta a punta y divide por la cantidad de años, una manipulación falaz y engañosa. Cristina desmenuza la inflación en cada año. Encontramos como dato muy interesante que la inmensa mayoría se concentra en la dictadura y en las hiperinflaciones de Alfonsín y Menem.

  • La expresidenta refuta la teoría de Milei de que el dólar no genera inflación sino que “es una alerta temprana de los precios”. “¿Y por qué es una alerta temprana, Milei? Porque la gente se va atesorar, se va a atesorar en dólares. Se va a atesorar en dólares o se va a fugar. Por eso es la economía bimonetaria, estúpido. Esto es lo que estamos diciendo”. Este último “estúpido” no parece referido a la famosa frase de Clinton.
  • Destruye el argumento del “rezago”. La escuchada retahíla de que para parar la inflación hacen falta 18 a 24 meses. Cristina lo desmiente con el Plan Austral durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que de un mes a otro bajó más de 20 puntos de inflación. “Ud. no tiene un plan de estabilización”, le espeta.
  • Cristina advierte que lo que Milei llama “terminar con los pasivos remunerados del Banco Central”, en realidad es un conjunto de deudas que se las transfirió al Tesoro, y esas deudas respaldan los depósitos bancarios, que tenían garantía especial y ahora pasan a tener una garantía quirografaria. ¿Evaluarán defaultear esos pasivos, es decir confiscar depósitos?
  • Finalmente, Cristina relata admirada cómo una audiencia de empresarios aplaude un discurso en que Milei les dice que probablemente habrá deflación (en 2001 había deflación), que eso ralentizará el crecimiento económico y que ellos probablemente se fundan y deban vender sus empresas. Al mismo tiempo explica que el relato de la “dolarización endógena” consiste en que la clase media que tiene “algún canuto” en dólares guardado deberá desarmarlo para pagar las expensas, servicios y prepaga. Ni hablar qué pasará con quienes no tienen “un canuto”.

La intervención de Cristina incluye varios tópicos adicionales, pero como ya le contamos hasta diez, es un buen momento para declarar el knock out al fabulador Javier Milei.

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