Política

Un almuerzo en La Brigada: María Eugenia, Massa y Rodríguez Larreta se quieren comer la torta

Escribe Ignacio Campos, Director de Infobaires24

Ignacio Campos

   El lunes al mediodía, el conocido restaurante de San Telmo, “La Brigada”, recibió con exposición reservada a tres comensales de altura: la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, el jefe de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. María Eugenia y Larreta son socios en uno de los armados corporativos políticos, que ya piensan en un tiempo post Macri. Massa revolotea intentando volver a los tiempos venturosos del Frente Renovador, luego de la derrota electoral de octubre pasado. Tienen en vista o ser candidato presidencial o presentarse a ser otra vez, intendente de Tigre, donde le fue mal en el comicio; la cosa para él, consiste en “pegarla en algo”.

   En “La Brigada” suele comer cuando está en Buenos Aires, Jaime Durán Barba, cuestionado en estos días por no presentar más recetas mágicas a Cambiemos, recluido en Ecuador. El restaurante está ubicado en la calle Estados Unidos, y ayuda con su simbología a lo que ocurre en estos días en la quebrada coalición, o colisión, Cambiemos. Sucede que el gobierno tiene hoy dos direcciones. Una es la de Christine Lagarde, Héctor Magnetto que opera Nicolás Dujovne hacia el interior del gobierno y de Cambiemos. La otra es la que procura sostener un temblequeante Mauricio Macri, y que opera como jefe, Marcos Peña. En ese contexto, mientras Dujovne intenta alcanzar nuevas retenciones a sojeros y cerealeras en general y aumenta impuestos al biodiesel, según las órdenes del FMI el frente macrista, detiene la embestida y pide más sacrificios al pueblo en materia de tarifas en lo que constituye una escalada de saqueos sin tregua.

   Versiones que recorren los entramados políticos, indican que en ámbitos corporativos, ya se le comunicó a Macri que las corporaciones que se benefician de las exacciones a los argentinos, apuntan a María Eugenia Vidal con vistas a las elecciones de 2019. El periodista Roberto García, que se expresa en Canal 26, adelantaba esta semana, que en su opinión, el próximo gobierno será peronista. Periodistas y funcionarios, tienen en sus manos encuestas recientes que, aunque son “retocadas”, señalan la caída abrupta en la imagen del presidente Macri, más el señalamiento de su responsabilidad en el desastre económico financiero del país. Qué no es el suyo ni el de sus funcionarios, favorecidos por la fuga de divisas y los Panamá Papers.

   Para dar una idea del quiebre del frente macrista, basta repasar las declaraciones del el ex titular de la Sociedad Rural, Mario Llambías, quien avisado del regreso de las retenciones, se resiste y pidió a Nicolás Dujovne, “haga Patria» trayendo su patrimonio del exterior y lo invierta en el país”. “si queremos eliminar la pobreza, la solución no es echando empleados o aumentando las tarifas, sino aumentando la producción”, agregó para concluir señalando que “Si hay funcionarios con su dinero afuera, tienen su derecho a hacerlo pero tienen que callarse la boca y no hablar de más”. La fisura de Cambiemos es entonces profunda y con indicios de que no hay retorno. Por eso se reunieron Heidi Vidal, Massa y el Guasón Rodríguez Larreta.

   Rodríguez Larreta es tras bambalinas, el jefe político de María Eugenia, eso explica porque aparecen juntos en encuentros que podrían ser calificados de estratégicos. El Guasón tiene en la mira, sin retrocesos, su proyecto de ser presidente de la Argentina. Si Macri llegó a la presidencia e inició la restauración, especulan, un apellido patricio, ligado a la etapa del Centenario nacional y a la “década infame”, sería lo adecuado para subrayar la involución. Los amigos de Larreta en su proyecto, no descartan que ante la realidad del debilitamiento de la imagen de María Eugenia, el Guasón pudiera ser una alternativa en tiempos de espera. La etapa Macri sufriría de carecer de posibilidades de volver a ser elegido, una recaída con la suma de Heidi convertida en un imposible ante el desastre de su gestión en la provincia, arrastrando la adversidad amarilla. Ahí estaría Rodríguez Larreta que aceptaría una derrota electoral en términos presidenciales ante lo que, plantean en la oscuridad de sus encuentros políticos, para ganar sin embargo, interpretan, al situarlo en la visión de la sociedad como un presidenciable. Las razones son políticos y no solo políticas, porque un cambio en la dirección del país, podría abrir las rejas para muchos simuladores, especuladores y dueños de off shore que creían tener “la vaca atada”.

   Si hay encuentros inesperados, uno de ellos se registró en estos días luego de que el ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, se reuniera con Verónica Magario en busca de “línea” con el kirchnerismo peronista. Hay un detalle: fue a pedido del “gallego”. Schiaretti, aliado de Macri, y las líneas de Cambiemos en el no cambiemos de ciertos peronistas, también hace agua.

   Massa argumentó, con cierta inocencia, que el encuentro fue casual. Sin querer hizo alusión a las casualidades, tensa cuerda de las que penden los destinos de esos tres representantes del poder que juegan hoy sus destinos en parte “a lo que venga”. La aprobación de los senadores de la ley que exige reducir el tarifazo de los servicios en todo el país, y retrotraerlos a 2017, clausura con candado las ilusiones de Macri y las corporaciones, de eternizarse en el saqueo del país. Y en ese sentido, un almuerzo no hace verano.

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