
Despiden a Horacio Ferrer en la Legislatura
El artista que nació en Montevideo el 2 de junio de 1933, se nacionalizó argentino medio siglo más tarde pero siempre se sintió un ciudadano del Plata.
La despedida a Ferrer, que murió tras varios días de internación en el Sanatorio Güemes, incluyó un largo velatorio que se desarrolló en el salón Montevideo de la Legislatura porteña.
En la noche, ese lugar que lo inspiró y al que le dedicó muchas de sus más inspiradas frases, muchos seguidores se acercaron a expresarle gratitud y admiración.
Los restos del compañero de aventuras estéticas de Ástor Piazzolla, junto a quien conformó una dupla que modificó el color del tango, fueron exhibidos a cajón abierto y mostraron la bufanda de Huracán, club del que era hincha.
Por el lugar pasaron Alejandro Dolina, a quien se lo vio muy conmovido, Julia Zenko, Amelita Baltar, Rodolfo García, Gustavo Mozzi, Fabián Bertero, Oscar Fresedo, Hernán Genovese, Raúl Garello, Fernando Suárez Paz, Juan Carlos Cuacci, Irene Amuchástegui e Inés Rinaldi, entre más.
A ellos se agregó la artista plástica Lulú Michelli (su compañera desde 1982), sobrinos, familiares y muchos amigos que alojaba cuando vivía en Francia.
Otros, que no llegaron a pasar por allí, expresaron sus condolencias a la prensa o a través de Twitter, como Sandra Mihanovich (“un poeta, un caballero, un mago de la palabra….te vamos a extrañar”) e Ismael Serrano (“se fue Horacio Ferrer. Y a su paso los maniquíes le guiñan, las naranjas del frutero de la esquina le tiran azahares”).
Además se expresaron Pipi Piazzolla (“que en paz descanses querido amigo!!!! Gracias por tanta buena onda y compañía”), Iván Noble (“se fue Horacio Ferrer: la birome está de luto. Buen viaje, Maestro”), Palo Pandolfo (“ahora vas rodando vos con la luna por Callao y mas allá: buen viaje!”) y Ricky Pashkus (“su ‘Balada para un loco’ cambió en muchos sentidos la forma de hacer canción y de llegar al pueblo cantando”).
En la Legislatura se apreciaron, entre muchas otras coronas, las de Sadaic, del Ministerio de Cultura de la Nación (firmada por su titular, Teresa Parodi), de la Academia Nacional del Tango (que Ferrer fundó y presidía), del Café Tortoni, de la Asociación Argentina de Intépretes, del ministro de Cultura de la ciudad, Hernán Lombardi, y de Laura Escalada, última esposa de Piazzolla.
Antes de viajar a Chacarita, el cortejo de quien compuso más de 200 canciones y fue autor de numerosos libros sobre música popular y su entorno, entre ellos el esencial «El Libro del Tango. Arte Popular de Buenos Aires» (ensayo, 3 tomos, 1970 y edición ampliada en 1980), pasó por la sede de la Academia Nacional del Tango (al 800 de Avenida de Mayo).
La nocturna afluencia de personas conmocionadas por la noticia de la partida de Ferrer, quizás explique esta mañana casi sin movimiento en la sede legislativa porteña.
Tras un responso religioso, su cuerpo será cremado y las cenizas se esparcirán en el Río de la Plata, ese territorio tan caro al artista que nació en Montevideo el 2 de junio de 1933 y se nacionalizó argentino.