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Por Temer también tememos a Macri

Brasil parece indicar que a los Ceos se les acaba el tiempo.

Alejandro C. Tarruella

Los corruptos se quiebran

   Macri se sacudió en Tokio adonde había arribado en busca de ser “visibilizado por el mundo”. El anunció de la crisis de Brasil, donde nuevas escuchas implicaban el presidente Temer en un caso de corrupción, lo estremeció al punto de improvisar una reunión entre los funcionarios que lo acompañan para tratar la cuestión. En Buenos Aires, un ministro del gobierno señalaba había sucedido “lo que no tenía que ocurrir” pero, esto no dijo, ocurrió como si los arrastrara un vendaval.

  El empresario de la carne podrida, Joesley Batista, fue el encargado de dar el golpe al golpista Michel Temer, al revelar (seguramente fue una decisión empresaria de alto rango) las grabaciones en las que la voz del Presidente se escuchaba solicitándole que continuara sobornando a Eduardo Cunha, que fue presidente de la Cámara de Diputados antes de caer implicado en corrupción. “usted debe mantener eso”, lo aleccionó Temer al desnudo. Los audios, para más datos, fueron dados a conocer por la red O Globo que lo llevó al gobierno. De inmediato, el peso argentino se devaluaba 2,6 por ciento y mientras la Bolsa de San Pablo caía 8 por ciento, el Merval se derrumbaba 2,9 por ciento.

 Alucinados observadores del mundo financiero salían a sostener que la demora en las reformas de Temer afectaría el rumbo económico argentino. En todo caso, desde el gobierno y en el mundillo político se trataba de encubrir la raíz de la crisis que es esencialmente política. Como en Argentina y por las corrientes internacionales, se trató de pasar las responsabilidades políticas a los Ceos u otros funcionarios empresarios de corporaciones. En todos los casos, se trató de ir por el Estado y vaciarlo en un sistema, como se ve en Brasil, de impunidades que combine el enriquecimiento corporativo con las mezquindades personales convertidas en mera corrupción. Y un dato más: de la fiesta del poder, los corruptos pasaban a guerra entre ellos en un sálvese quien pueda ante millones de espectadores.

  Una vez que Cristina Fernández de Kirchner concluyó su mandato y Macri, beneficiado por la feroz interna del peronismo en la que muchos dirigentes prefirieron perder a defender su responsabilidad ante el pueblo argentino, en todo el continente se expresó la idea corporativa de que había terminado un ciclo. Lo repitieron como loritos incluso varios gobernadores de provincias que no observan que detrás de lo que ocurre en Brasil, hay un “qué se vayan todos” que aguarda en silencio, acechante.

  Rafael Correa se expresaba semanas atrás, optimista acerca de lo que sucedía en la Patria Grande. Al parecer tenía razón y el quiebre empezaba por Brasil. En Paraguay, la población en la calle le cortó el camino a la reelección al presidente Cartez. Los modelos neoliberales de imposición, en Brasil y en Paraguay se imponían por golpes, en Argentina en un proceso del que falta mucho por decir. Macri insiste en defender al jefe de los espías, Gustavo Arribas, apremiado por el caso Odebrecht, que reveló a través del pagacoimas Meirelles, que recibió diez transferencias por 850 mil dólares. “No hay pruebas”, dijo Macri como si fuera el dueño de la justicia. La suma es semejante a la que se adjudica por coimas al senador por el PSDB de Brasil, Aecio Neves, ex candidato a presidente malogrado por los votos. En una escucha, Aecio apareció pidiéndole 890 mil dólares a Joesley Batista En su momento, repuso al jefe de la Aduana, Gómez Centurión, acusado de manejos impropios. Sus causas por el Correo y los Papeles de Panamá, lo llevan al campo de los cuestionados por presunta corrupción. Y se suma un nuevo hallazgo: Santiago Cúneo reveló en Crónica TV, que Fernando de Andreis, secretario general de la Presidencia, vendió una estancia a un testaferro del Amado Carrillo Fuentes, “el señor de los cielos”, uno de los jeques narco históricos de México. Una curiosidad lacanina: Batista, que se da por tierra con dos valores de la política del Brasil, se llama Joesley, que dividido sería: Jo es ley.

   Hay una razón mayor en las contingencias que vive Suramérica, porque  no es estrictamente una trama económica y financiera, es un conflicto político, sucede y vibra en la sociedad. Las “malas noticias” son así nada más que las noticias, a secas, del poder cuando comienza a resquebrajarse. Y ese quiebre apunta a construir un tiempo diferente, una alegría que puede llegar de la mano de la recuperación del poder.  De modo paulatino cae Temer pero también, Sergio Moro, el juez que llevaba la batuta de las corporaciones utilizando la justicia para fraguar cuanto golpe fuera necesario para restaurar el poder financiero.

  En Argentina cabría recomendar al poder financiero, representado por Macri, familia y asociados, poner las barbas en remojo. Incluso las de Durán. La elección es un colchón para el gobierno pero va a expresar a una sociedad que está enojada. Luego, las calles como hoy, seguirán expresando el repudio al neoliberalismo. Hasta ahora las movilizaciones expresas deseos y eso dura hasta el instante en que el pueblo toma decisiones. Como será en octubre.

 

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