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Secretos ancestrales: cómo combaten al virus los Aymaras 

Para compartirles este saber ancestral y este conversar con el virus, tomaré por ejemplo una de nuestras prácticas culturales. Les contaré un secreto que nos relató una sabia aymara: “El secreto para no contagiarnos con la enfermedad”. De ahí comentaré el enfoque y las lógicas de cómo asumen a la enfermedad nuestras culturas andinas y como se relacionan con ella.

Especial para Infobaires24, Juan Carlos Nina Bautista (Archi)

En el mundo se ha generado mucha información alrededor de esta pandemia, declarada así por la OMS, centrándose en los datos estadísticos de los contagios y de los decesos, lo que genera la propagación principalmente del miedo. Con la llegada del virus a nuestro país, muchos hemos sido presa de ello, un miedo que nos invade y hace que salgan a flote algunos de los prejuicios que llevamos dentro.

Sin embargo, también se han visto acciones y actitudes de solidaridad y sensibilidad por personas que en este momento ayudan a los que así lo necesitan. Esta crisis sanitaria llegó en medio de una crisis política, pero además agarró de sorpresa a mucha gente que vive de su trabajo del día; y hoy no cuentan con dinero para adquirir sus alimentos, es solo un ejemplo. Así pues, hoy es un tiempo donde nos toca vivir en cuarentena y asumir una actitud frente a lo que está pasando.

Los medios de comunicación modernos repiten y nos muestran un enfoque de la confrontación, es decir, declararle la guerra al virus, una lógica en la que tenemos que combatir y luchar contra él, unirnos frente a este enemigo que nos acecha, “juntos venceremos a esta enfermedad”. No obstante, hablemos de otros enfoques, algo de lo que no se habla mucho, de los saberes ancestrales, cómo se asumía y aun se asume la llegada de enfermedades o plagas.

Se dice que hay una diversidad de saberes, para sanarse de las enfermedades, cuántas culturas hay, cuántas formas de curarse existen. Cada pueblo trae consigo su sabiduría y se respetan todas esas cosmovisiones. Por ahora, solo compartiré una parte de los muchos saberes en torno a la enfermedad; les contaré un secreto de una de esas cosmovisiones: la Andina.

Este secreto es contado por la abuela sabia Margarita Marka (a quien hicimos una entrevista), que actualmente vive en la ciudad de El Alto proveniente de la comunidad de “Macaya” cerca de Tambo Quemado, frontera boliviana con Chile. Ella nos comparte lo que su abuela le decía.

“Mi abuela me decía que antiguamente, cuando llegaban las enfermedades como la viruela, el sarampión, se les debía recibir ofreciéndole florcitas cuando nos visite, porque ella también necesita comer, para que no nos pegue la enfermedad, para que después se vaya y siga su camino, la enfermedad así, ya va pasar”.

Pues bien, doña Margarita Marca, al recibir la visita del virus está expresando un modo de entender el mundo, una cosmovisión. Julio Valladolid nos dirá: “La cosmovisión se refiere a la manera como cada pueblo percibe (ve, siente, vivencia) y se relaciona tanto con su entorno natural, como cultural…”. Nuestra cosmovisión se relaciona de forma equivalente entre seres humanos, deidades, lo sagrado y la “Pachamama” (Madre Tierra); es decir, entre personas. Todo tiene vida, todos son sujetos. Por eso, doña Margarita nos indica: “Hay que recibirle a la enfermedad”, en ese momento ella está concibiendo al virus como sujeto, como persona.

Además, el respeto está de por medio, no se la sobreestima, y tampoco se la pone por debajo del ser humano. Es una conversación holística del todo, así lo afirma el maestro Grimaldo Rengifo: “Criamos y nos dejamos criar”.

“Criar es anidar, dar de lactar, proteger, amparar, querer, cuidar… Es un verbo que connota mutualidad y reciprocidad”. Cómo se hace la ofrenda: en un sitio especial de la casa, “en un frasquito o florero, se colocan flores de color rojo y blanco, pueden ser rosas o claveles, en número par, se complementa con las flores de retama y alrededor, fuera del florero, se esparcen confites” (dulce de anís en forma de bola) o pueden ser otros dulces.

Luego que ya está colocado, se hace el siguiente encargo: «Si nos visitas, comete nomas, pero después seguí tu camino”. Sabemos que las prácticas ancestrales son diversas; por eso, la abuela sabia nos indica que las flores y las plantas pueden variar de acuerdo al lugar donde vivimos. Los claveles rojos y blancos junto a las confites. Además, la retama de color amarillo y la ruda que son para alejar las malas energías.

Así pues, se puede “criar a los virus”, darle de comer como a cualquier sujeto y pedirle después que tiene que continuar su camino. De modo similar, el virus nos enseña y nos recuerda que ellos llegaron primero, al igual que las bacterias, etc. Como diría Marco Bazán: “Se podría decir que son nuestros ancestros que están reclamando algo; quizás el mal comportamiento de los seres humanos que van en contra de la vida”. Esta relación entre ambos, ser humano y virus, es el modo como se conversa con la enfermedad, posiblemente vendría a ser la crianza mutua. Ojo, la hermana Magdalena Machaca nos recuerda que: “Criar es también no comentar mucho del virus, no nombrarlo, para no invitarlo”.

Ahora, les pregunto: ¿Será cierto que este secreto impedirá que nos contagiemos del virus? Bien, el biofísico Andreas Kalcker puntualiza que los virus se alimentan de energía…, que concuerda con el planteamiento desde la física cuántica, donde todo es energía.

Entonces, cuando nuestros abuelos emiten las palabras: Come y luego sigue tu camino, están lanzando una intención y con ella energía. Asimismo, le piden al virus que se alimente de esa energía que contienen las flores y los dulces y no de nuestra energía, pues no olvidemos que nuestro cuerpo es también energía. Por nuestra parte, creemos que sí, el secreto impedirá que nos contagiemos de la enfermedad, especialmente de la enfermedad del miedo, sí, del miedo, puesto que éste no aporta mucho a nuestro cuerpo en este contexto.

Cuando conversábamos con Doña Margarita, ella se notaba tranquila, sin miedo ni temor, hablaba con respeto de la enfermedad. Quizás, como ella, nuestros abuelos no acentuaban el conflicto y el temor por las enfermedades; al contrario, la miraban con amabilidad, con tranquilidad; pero sobre todo con respeto. Les confieso que en mi familia estamos más tranquilos desde que armamos la ofrenda.

Sobre la enfermedad, nuestros hermanos de la organización “Suma Yapu” (organización del Perú, que trabaja con aymaras en Puno) nos comparten que: “La enfermedad también es par, es hembra y macho, si es macho no te da muy fuerte si es hembra te postra en la cama”. Como diría la abuela de doña Margarita Marca: “La enfermedad son compadre y comadre”. Me animaré a decir que ese porcentaje mayor de los contagiados que pasarán la enfermedad como un simple resfrió lo harán con el lado masculino del virus, y el porcentaje menor que se acentuará será el lado femenino. Algo que hay que remarcar: es que el virus antes de llegar a nuestro cuerpo nos anuncia con señas, estas se manifiestan a través de nuestros sueños.

También, se puede recibir la visita del virus de forma comunitaria, así nos lo cuenta la organización “Uywana Wasi”2: “En el territorio Jach´aMarkaTapacarí Cóndor Apacheta, ubicado entre los municipios de Pazña y Antequera – Oruro, acordaron realizar las “ROGATIVAS” a sus deidades, para que el “Qhapaj Niño” (término que usan para referirse al coronavirus) pase sin causar daño a las y los comunariowawas. Con la ofrenda de una mesita con incienso, plantas del lugar y azúcar de rodillas, pidieron a Dios y a la Pachamama que esta enfermedad pase sin causar daño ni llanto”.

En cuanto a la actitud que debemos tomar: hoy, es cuando más tenemos que asumir una conducta de solidaridad, de empatía con los otros y las otras, de respeto, crianza y reciprocidad con todos y con el todo, practicar el “Ayni” (hoy por ti mañana por mí); pero sobre todo, no olvidar que podemos tomar distancia física, no comunitaria. Más aún, no debemos perder la esperanza, como dice el maestro Rafael Bautista: “La esperanza más genuina no nace en situaciones normales sino en las más desesperanzadas. Cuando todo parece acabar es cuando el ímpetu utópico nace, desde las cenizas”.

Por nuestra parte, vemos que todas las medidas que se asuman, para prevalecer la vida son necesarias. Evitar las grandes concentraciones de personas, lavado de las manos con jabón, utilizar el barbijo, acudir a las medicinas alternativas, plantas medicinales ancestrales y otras; cuanto más podamos aportar mejor. Pero además, en el caso que el virus nos quiera hacer una visita, tendremos lista y armada la ofrenda de flores y confites, para que el visitante se alimente y luego siga su camino.

Ciudad El Alto-Bolivia, abril 2020.Tiempo de cosecha en los “Yapus andinos” (Chacras andinas).

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