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Moyano echó a un posible ministro de Trabajo de Macri

El dilema de Mauricio Macri para elegir ministro de Trabajo: presiones e intereses encontrados se suman a la dificultad de negociación que posee el mandatario electo.

Escribe Nicanor Zambrano, especial para InfoBaires24

Arcor logró, hace algunas semanas, entronizar a Kaufmann como nuevo presidente de la Unión Industrial, luego de eliminar las elecciones. Fue por el método del cacareado “consenso” que hizo popular un ex funcionario de Onganía, apellidado O’Donell; significa sortear las normativas y la legitimidad para acordar «por fuera», en base a los intereses de los más fuertes.

Luego, la multinacional argentina de los Pagani, intentó que Jorge Lawson, a quien logró imponer en el gabinete de Juan Manuel de la Sota en Córdoba, fuera el ministro de Trabajo del presidente electo Mauricio Macri y su co-equiper presidencial, el jefe de gabinete, Marcos Peña.

Fue Peña quien presentó el gabinete que hará el aguante a Macri el 10 de diciembre, pero no incluyó al meneado titular de trabajo. Había intentado antes con Jorge Triacca. El hijo del colaboracionista dirigente plástico histórico, envalentonado con la situación, hizo declaraciones en los medios y procuró domar al camionero: “Las paritarias no tendrán techo”, señaló.

Sin embargo, el empresario sindical no se inmutó, le echó «flit» sin contemplaciones y Triacca quedó en stand by con mirada a la salida.

Frente a esto, Macri largó otra carta sobre la mesa: Jorge Lawson, de origen cordobés, dulce para la mirada de los Pagani de Arcor. Dicen los que saben y frecuentan a Mauricio, que el grito de Moyano aún resuena en la sede del Parque de los Patricios.

Ahí fue que el nuevo presidente se encontró con un segundo problema. Si Ernesto Sanz le dió el portazo cuando fue echado de la jefatura de gabinete acordada para meterlo a pura imposición como ministro de Justicia y Derechos Humanos, ¿qué podría suceder ahora que le pateaban la carta Lawson?

Frente a la salida de Sanz y teniendo en cuenta que el PRO no tiene representación en cantidad de distritos, no podía correrse el riego de espantar a De la Sota y a Moyano en una misma jugada

El radicalismo salió no oficialmente de Cambiemos luego de imponer sus listas en casi todo el país. Teniendo en cuenta que el PRO no tiene representación en cantidad de distritos, no podía correrse el riego de espantar a De la Sota y a Moyano en una misma jugada. Por cierto, la materia de negociación no existe en la carrera de ingeniería.

Alguien deslizó entre los moyanistas, que “entregarle a Lawson, es decir a Arcor, el Ministerio de Trabajo, es como poner a un preso a cargo del servicio penitenciario»

Sabor a amargura

Mauri ensayó varias jugadas y de pronto se encontró, entre gallos y medianoche, conversando con el Coti Nosiglia, operador en las sombras -si las sombras existen- que no le hace asco a nada. Así apareció el cordobés radical Oscar Aguad para un ministerio. Aguad, que no podría ir a Derechos Humanos porque es derecho y humano, amigo del general Menéndez, el de La Perla y otras tropelías.

Con todo, el tema del ministerio de Trabajo no tenía solución. Moyano no quería el dulce de Arcor. “Para él es más o menos lo mismo que si la nombraran a la Bullrich”, reconoció un moyanista.

Se contó por ahí, que a la hora de la desesperación, cuando Moyano intentaba introducir –para ser finos como un estudiante del Newton- a su hijo Hugo en esa cartera y los Macri lo deslizaban hacia a una jefatura de gabinete en ese ministerio, echaban mano a Ezequiel Sabor, actual subsecretario de Trabajo porteño.

«¿Sabor? – ironizó un destemplado en medio de la negociación – Podría ser aceptado por Arcor, tiene buen gusto”. Y alguien le respondió de inmediato: “Nene, puede ser sabor amargo”. Sin dudas, la conversación no expresaba la dulzura ambientada en la campaña de Cambiamos, ahora nuevamente PRO.

La alternativa que aparece ahora en Trabajo de la Nación es el colorado Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad. Es posible prever que a Santilli no le sea atractivo dejar el cargo ganado en elecciones para sumarse a una designación.

Sabor, finalmente, fue nominado por María Eugenia Vidal para Trabajo en la provincia, de manera que un nuevo frente, más suave si se trata de la Heidi del PRO, se avecinaba.

La alternativa que aparece ahora en Trabajo de la Nación es el colorado Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad. Es posible prever que a Santilli no le sea atractivo dejar el cargo ganado en elecciones para sumarse a una designación.

Se comenta en ámbitos macristas, que Santilli ya había ensayado un movimiento hacia el gabinete nacional. Se señaló que incluso soñaba –en el PRO sueñan bastante- convertirse el Al Gore de Mauricio.

En medio de un mar de dudas, le queda al presidente electo buscar una ayuda espiritual para encontrar el ministro de Trabajo. Mal no estaría, entonces, ofrecerle negociar con sindicalistas al rabino Bergman. Si Dios lo quiere así. ¿Quién osaría oponerse?

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