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La vida de «Cacho» El Kadri, en un libro de lectura imprescindible

 

Alejandro C. Tarruella, autor de obras clave para comprender las décadas del sesenta y setenta como fueron «Guardia de Hierro, de Perón a Kirchner» o «El largo adiós de los Montoneros», elaboró una investigación periodística documentada, minuciosa y reflexiva, de una figura central del peronismo y de las luchas políticas de los años sesenta y setenta.

 

El 22 de Agosto del año 2012 al cumplirse 14 años de la muerte de Envar “Cacho” El Kadri”, se realizó un acto de homenaje en el Centro Islámico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La oradora principal del encuentro fue la presidenta de La Nación Argentina, Cristina Fernández, quién mencionó que de vivir Néstor Kirchner hubiera participado activamente en el recordatorio. Allí la presidenta sostuvo que El Kadri se caracterizó por su capacidad para comprender “los procesos históricos colectivos” y sus atributos políticos y humanos hacen que sea “recordado por los suyos y por su pueblo y mencionado con amor y con cariño”.

¿Quién es Envar El Kadri?, ¿cuál fue su paso por la historia que lo llevó a ser admirado y homenajeado, ni más ni menos, que por dos presidentes de la República Argentina?. Esa pregunta es la que viene a responder el logrado y revelador libro de Alejandro Tarruella, Envar “Cacho” El Kadri, el guerrillero que dejó las armas.

 El Kadri (1941-1998) fue alumno del Liceo Militar, activista universitario, guerrillero y un pensador profundo de la política y de la historia que le toco vivir. Incursionó en el cine, en el sindicalismo y conoció la cárcel y el exilio. Cacho, “cordobés de nacimiento y porteño de ley” como lo definió Tarruella, supo sintetizar con su paso por la agitada realidad nacional, una etapa convulsionada de revoluciones y sueños y también de desencuentros y tragedias.

Luego de la caída del gobierno democrático en el año 1955, muchos argentinos comenzaron una resistencia al régimen militar que prohibió los partidos políticos, suprimió la Constitución Nacional, torturó personas y fusiló militares y civiles. Ese dramático contexto reunió en la lucha a dirigentes juveniles, sindicales, ex militares o políticos como Cesar Marcos, Gustavo Rearte, Alfredo Ferraresi, Jorge Rulli, Raúl Lagomarsino, Héctor Tristán o el primer delegado de Perón en el exilio, John William Cooke. La práctica política con esa generación de activistas fue una verdadera escuela de formación, a la que El Kadri supo complementar con visitas al Instituto Juan Manuel de Rosas donde disertaban Jauretche, el Pepe Rosa o Scalabrini Ortiz. Su paso por la Facultad de Derecho, sus estudios de la política internacional y las lecturas que efectuó de intelectuales como Juan José Hernández Arregui, fueron forjando una su identidad nacionalista y popular que lo llevó a participar activamente dentro del peronismo.

En el año 1959 integró la primera Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista, conformando los grupos iniciales de lo que sería el ingreso masivo de los jóvenes a la política. Poco tiempo después, fue detenido por el plan CONINTES y condenado a cinco años de prisión por tenencia de “armas y explosivos”.

Lejos de amedrentarlo, al salir amnistiado de prisión en 1963 retomó la lucha y la tarea de organización de la Juventud Peronista. Ese mismo año viajó a España y  entabló un dialogo con Perón y según palabras de Tarruella “fue corajudo al referirle a Perón la posición de la juventud”. Envar le manifestó al ex presidente que los jóvenes estaban para la “lucha” ya que “el enemigo nos ha mostrado que el único idioma que entiende es el de la violencia”.

 El libro de Tarruella reconstruye el contexto nacional e internacional y aporta claves para comprender las causas de la aparición de las agrupaciones guerrilleras. Lejos de ejercer una apología simplista o una descalificación vacía, el autor se adentra en los debates impulsados por El Kadri y por otros hombres y mujeres que tomaron las armas.  El libro desarrolla los puntos de acuerdo y de disidencia de Cacho y de otros activistas de izquierda y peronistas, con la reciente Revolución Cubana y con organizaciones político y militares como Uturuncos, el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) o el Ejército Guerrillero del Pueblo  (EGP).

Tarruella muestra como tras el frustrado Operativo de Retorno de Perón de 1964 y luego del golpe de Juan Carlos Onganía, se acentuó el descreimiento de El Kadri y de otros cientos de dirigentes, acerca de las posibilidades que ofrecía la democracia electoral.

 El autor reconstruyó con detalle la participación de El Kadri en el nacimiento de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Envar formó parte del fracasado intento de iniciar la guerrilla de las FAP en Taco Ralo, provincia de Tucumán. La operación fue descubierta y sus integrantes detenidos incluyendo a El Kadri, quien fue salvajemente torturado y pasó sus días en la cárcel hasta que fuera indultado en mayo del año 1973.

La investigación de Tarruella profundiza en un tema poco difundido de los años setenta, que tiene que ver con debate entre las agrupaciones peronistas que tomaron el camino de las armas, como es el caso de las FAP y de Montoneros. El libro reconstruye las divisiones de las FAP entre “iluminados” y “oscuros” y detalla el surgimiento de interpretaciones encontradas sobre el rol de la violencia, de Perón o de los sindicatos.

 La investigación de Tarruella profundiza en un tema poco difundido de los años setenta, que tiene que ver con debate entre las agrupaciones peronistas que tomaron el camino de las armas

Uno de los aportes más importantes del libro, es el tratamiento de los conflictos de los años 1973 y 1974. Tarruella describe el espiral de violencia que se estaba produciendo en el contexto de la recuperación democrática y que incluyó los asesinatos de Henry Kloosterman por parte del Comando Nacional (desprendimiento de las FAP) y de José Ignacio Rucci. El tumultuoso período se caracterizó por los enfrentamientos armados en Ezeiza y por la aparición de la agrupación paramilitar “Triple A”.

El Kadri salió de la cárcel en el año 1973 y frente a la violencia del contexto y la radicalización de varios de sus ex compañeros de militancia, se propuso en palabras de Tarruela “desmilitarizar poliltizando”. En su óptica, con el regreso de la democracia y del peronismo al gobierno, ya no había espacio para la lucha armada.

El lugar político en el cual se ubicó El Kadri era incomodo y además, fue sumamente peligroso al punto de que Montoneros lo condenó a muerte por no salir de Plaza de Mayo el 1 de julio de 1974. En paralelo a las amenazas recibidas por parte de la izquierda peronista, la derecha de la Triple A lo puso en una “lista de condenados a muerte”. Tarruella destaca que en ese complejo marco, El Kadri intentó “buscar puntos de cercanía con Montoneros” y entablar “líneas de unidad”.

 La vida y obra del El Kadri es fundamental para entender la historia nacional y nos da instrumentos para repensar la democracia

Condenado a muerte y con un país que marchaba hacia la dictadura, El Kadri inició un largo exilió en Francia. Lejos de su patria se ganó la vida de diversas formas y nunca abandonó su compromiso con la realidad de la Argentina. En Europa intervino en actividades de denuncia a la dictadura y de solidaridad con las victimas del terrorismo de Estado.

En el año 1984 regresó a la Argentina y continuó su labor militante. Tarruella documentó muchas de las opiniones y de los análisis políticos de El Kadri de los años ochenta y noventa. Varios de ellos quedaron formulados en una obra conjunta con Jorge Rulli, Diálogos en el exilio.

 La vida y obra del El Kadri es fundamental para entender la historia nacional y principalmente y como sostiene Tarruella, nos da instrumentos para “repensar la democracia”.  En el año 1993 El Kadri sostuvo “Hace 24 años, frente a una dictadura militar que disolvió el Congreso, avasalló la democracia, intervino las universidades, explotaba al pueblo y entregaba al país, tomamos las armas. Hoy, rescatar la experiencia de aquellas luchas y derrotas debería permitirnos encontrar formas participativas de solidaridad, organización y memoria, para asumir sin sectarismos el compromiso que muchos de los que participamos entonces seguimos asumiendo por una democracia con justicia social”.

 Envar “Cacho” El Kadri, el guerrillero que dejó las armas, viene a llenar un vacío historiográfico. El libro de Alejandro Tarruella brinda a las nuevas generaciones una experiencia, que como postuló El Kadri, puede servir para construir  un país justo y democrático “que honre los ideales por los que miles de compañeros dieron la vida”.

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