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La UNLA construye bandoneones con fantasmas y huellas de antiguas maderas ferroviarias

Por Maximiliano Borches

Daniel López, Director de Parimonio Histórico y Consejero Superior No Docente de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA), explicó con una pasión que conmueve y moviliza, a IB24, como se desarrolla el «Proyecto Pichuco», que consta de la construcción de 36 bandoneones, cuya finalidad es la distribución de un instrumento por cada escuela secundaria de ese Municipio, para acercar a los alumnos con la identidad musical popular que emana del mismo. La UNLA desarrolla un riquísimo y comprometido trabajo con la comunidad, a partir de programas culturales y de oficios, además de contar con una oferta académico de gran nivel integrada por 19 Licenciaturas, 11 Ciclos de Licenciaturas, 14 Especializaciones, 11 Maestrías y 5 Doctorados.

-¿Cómo surgió el proyecto «Pichuco»?

El Proyecto «Pichuco» nace acá en la Universidad, es un proyecto de diseño industrial donde se hizo un prototipo de bandoneón basado en las investigaciones que hicimos sobre la construcción de bandoneones. A fines del año pasado, la rectora Ana Jaramillo nos propuso si podíamos llevar adelante la construcción de más de un bandoneón, así que por supuesto aceptamos porque nos pareció un reto muy interesante, y en el taller de restauraciones del Área de Patrimonio Histórico empezamos a procesar madera que es reciclada y supo ser de muebles ferroviarios que encontramos tiradas después de ferrocidio que encontramos cuando empezamos a construir la última parte de la Universidad, puntualmente el actual edificio «José Hernández», así que retomamos donde habían dejado nuestros compañeros y empezamos a trabajar. Trabajamos en la construcción del mueble bajo los planos de diseño industrial y después este nuevo bandoneón que se llama «Pichuco 2» recibió muchas reformas de las que nos beneficiamos con un carpintero que tenemos que se llama Fernando Recúpero, y empezamos a hacer un bandoneón nuevo, que es el desprendimiento de esta primera investigación, reafirmamos un convenio que ya teníamos con la Casa del Bandoneón, quienes empezaron a trabajar en las máquinasm y puntualmente nosotros empezamos a trabajar en el fueye que es una innovación total que tiene que bandoneón «Pichuco» porque es un fueye muy interesante y bien innovador, y creo que el fuerte del «Pichuco 2» en esta etapa es cuando se empezó a construir no se pensó en cuestiones mínimas, cada pieza que fuimos construyendo, Recúpero fue haciendo una plantilla para ser replicada mil veces, entonces fuimos haciendo pruebas y este bandoneón lo construyeron infinidad de personas. En el verano, dentro del Taller de Oficios que nosotros tenemos en los Programa de Verano, y dentro de este Taller de Oficios hay nenas y nenes de 10 y 11 años y la madera se procesó dentro dentro de ese Taller de Oficios, o sea que hubo chicos de los barrios, muy chiquititos, procesando madera junto a nosotros, y después se cortaron las piezas y cortamos cuarenta bandoneones. Desde el año cuarenta que cerró la última fábrica de bandoneones en el mundo, nadie tuvo cuarenta bandoneones al mismo tiempo en una estantería, nosotros en esa estantería tenemos cuarenta bandoneones desarmados, los luthiers hace hasta cuatro bandoneones por año, bueno, nosotros empezamos los últimos días de diciembre, y todos estos bandoneones que por ahora están desarmados y estamos armando nacieron es esos días por supuesto junto a la Casa del Bandoneón, porque en nuestro estatuto está muy firme la cuestión de la cooperación, así que todavía este proyecto, aparte de que es super-colectivo porque está trabajando todo el mundo que tiene voluntad y un fanatismo por esto y amor y orgullo y se acerca al Área del Patrimonio Histórico, tiene algo que ver con el bandoneón, así que para resumir; el fueye es una innovación total y ahora le encontramos la vuelta para poder hacer muchos más porque tenemos unas matrices, inclusive ese fueye es fácil de armar. Nosotros soñamos con que alguien que tenga alguna discapacidad motriz, bueno, podamos hacer una mesa con adaptación para que entre una silla de ruedas y con esa comodidad que pueda plegar un fueye, por eso nuestro proyecto es social y popular, muchos estudiantes también estuvieron involucrados en el armado de los muebles gracias a que Recúpero hizo moldes y dispositivos para el armado de esos muebles, así que parece que son todos iguales porque están hechos en la misma matriz, y estamos trabajando en la fortaleza de este proyecto «Pichuco 2», con la Secretaría Académica y el Maestro Coviello y Cecilia Barreiro, entonces, este proyecto tiene una pata pedagógica interesantísima, porque se hizo un método de enseñanza de bandoneón con unas tarjetas y todo eso está directamente monitoreado por la Secretaria Académica. Este bandoneón, en definitiva, cuenta con los mejores maestros para su construcción. El material de estos bandoneones tiene un pasado ferroviario.

Daniel López: «Principalmente lo que destaco de este proyecto «Pichuco 2″ es que es muy popular, nosotros no fuimos a comprar el cartón a los Balcanes, sino que el cartón no los vendió un cartonero de Lanús que tiene una fábrica de cajas y él también aplicó su sabiduría en este proyecto y nos hizo un troquel para cortar los fueyes, y la tela de los primeros bandoneones también la compramos en Lanús, no fuimos a Praga a comprarla, y la última tela la compramos en Burzaco y pensamos en la zona, en nuestras propias empresas del barrio, y creo que la mejor parte para los vecinos de este barrio es que ellos tienen una descendencia ferroviaria y saben que la madera de estos bandoneones antes guardaron planos u otras cosas de sus abuelos, padres, y ahora esos muebles condenados a la basura se convirtieron en muebles para bandoneón»

-¿Se podría definir entonces que este proyecto es un doble rescate de identidad, por un lado la identidad de la música popular y por otro la ferroviaria, tan destacada en esta zona?

Tal cual, sí, claro, cuando vos revisás alguno de los muebles que hay de un bandoneón que todavía no se armó, vas a encontrar que hay marcas de tornillos en algunos de ellos, que yo le pido a Chapu Recúpero quede afuera tiene que masillar para darle la terminación, pero que adentro no lo masille porque nosotros estamos haciendo una ficha por cada bandoneón y algún día, dentro de cincuenta, si alguien quiere saber el origen de ese bandoneón, en esa ficha va a contar con todo este folclore, además de los datos técnicos. A mí, que soy un soñador, siempre se me ocurre pensar cuando veo la marca de algún tornillo o clavo en éstos muebles, que alguien lo clavó y me parece que es casi como un fantasma, como una huella o el alma, así que se vuelve mágico, esto hay que entender que es un bandoneón de estudio, de todas formas suena muy bien, y el final de estos treinta y seis bandoneones es el más noble del mundo: cada uno va a ir a una escuela secundaria de Lanús junto al método de enseñanza de este instrumento. Nosotros además, en la Universidad, dentro de los cursos de capacitación no-docentes que tenemos, todos los no-docentes tienen tres horas para formarse en horario de trabajo y desde el año pasado armamos dos niveles de bandoneón, quien tenía todos los cursos aprobados tuvo la oportunidad además de aprender a tocar el bandoneón, y no fue inocente esta cuestión que hicimos, porque mis compañeros ya tienen una noción general, y si tenemos que ir a entregar un bandoneón, y no hay un bandoneonista cerca, quienes hicieron esos dos niveles del curso de capacitación no-docente, puede ir como tutor y explicar en la escuela de que se trata y construir desde otro lugar la identidad del bandoneón.

-Antes hacías referencia a los fantasmas y las huellas, y para casos como este que estamos hablando, esos elementos tienen una fuerte relación con la memoria popular, nuestro pueblo está profundamente identificado con varios símbolos de nuestra historia popular, en este contexto político del país y en esta Universidad que tiene como misión resignificar varios elementos de esta historia popular por los nombres de sus pabellones, su biblioteca, ¿Cómo viven ustedes este rescate que llevan a cabo tanto de la identidad ferroviaria como de la identidad musical que tiene al bandoneón como protagonista?

Para nosotros esta resignificación constante de los valores populares y de los valores reales, hizo que para nosotros deje de ser un trabajo, éste, para nosotros es una misión, ya ni siquiera cumplimos los horarios, nos pasamos, estamos todo el día acá. Hoy estuvimos haciendo algunos trabajos relacionados con los Derechos Humanos, y estuvo la Rectora con nosotros trabajando en las pancartas, o sea, ¿de qué forma más práctica te lo puedo contar?. Construir los bandoneones, es como dejar que la Historia no sea tan teórica, es ir al hecho: construir. La Rectora siempre dice que la Universidad es una democracia en miniatura, y nosotros ejercemos esta democracia con compromiso, valores. También la Rectora dice que para ética hay una estética y me parece que eso es lo más acertado que te puedo decir citándola a la Rectora, me parece que la estética que nosotros le estamos imprimiendo a los molinos que construimos y seguimos construyendo para festejar los veinte años de la Universidad; al bandoneón, para festejarnos a nosotros y al pueblo y al niños y al tango, bueno, es la estética que le damos a nuestra ética, por eso tenemos un Taller de Oficios que lo damos los lunes, para que los jóvenes de los barrios, en este ambiente de Cultura, se formen, y siempre tenemos un taller de talla de madera, un taller de madera quebracho, que no es para cualquiera, y ahí tallamos los nombres de los edificios y el último que tallamos fue el nombre de Manuel Ugarte, y el formón vuela…o Arturo Jauretche…el formó vuela….así que yo creo que como siempre dice Chapu Recúpero: «La Argentina se hizo trabajando», y le doy la razón pero sumo algo más respecto a los valores, al barrio y al pueblo, es que hay que hacerlo trabajando, nosotros tenemos nuestra cuestión filosófica pero también paramos y hacemos bandoneones, molinos, quijotadas, y entonces me quedo con eso: con el amor con el que hacemos nuestro trabajo, con el enamorar, el cariño, con el barrio que empuja, porque el barrio está dentro de la Universidad todo el tiempo, entonces, por echamos a andar una tradición muy rica y muy fuerte, y desde la Universidad le devolvemos al barrio.

Ver entrevista a la rectora de la UNLA, Ana Jaramillo:

Ana Jaramillo: “La universidad tiene que formar hombres y mujeres para resolver los problemas de la patria”

 

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