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La cámara de eco: ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que Lenín Moreno ganó?

A muchos ecuatorianos se les hace difícil aceptar que los resultados de las elecciones presidenciales de 2017 sean válidos: para muchos parecía que la diferencia a favor de Lasso era amplia, y que triunfaría con holgura.
¿Hay una burbuja que nos impide ver la realidad?

Resultados apretados en una elección presidencial entre dos candidatos no son una novedad. En 2016, por ejemplo, en Perú la diferencia a favor de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) fue de 0,24% frente a Keiko Fujimori. La diferencia del triunfo de Lenín Moreno frente a Guillermo Lasso es de 2,32%, es decir en términos proporcionales el diferencial es casi diez veces más alto que lo que sucedió entre PPK y Fujimori.

En términos absolutos, el candidato de Alianza País le sacó una ventaja a su contendor de 229 546 votos, casi el mismo número de personas que vive en la ciudad de Manta. No obstante, a gran parte de los ecuatorianos se le hace muy difícil aceptar que los resultados sean válidos: para muchos parecía que la diferencia a favor de Lasso era amplia. Es un fenómeno que se explica por la cámara de eco, concepto que explica cómo algunas ideas o información son amplificadas por la transmisión y constante repetición dentro un medio cerrado.

 la cámara de eco, es un concepto que explica cómo algunas ideas o información son amplificadas por la transmisión y constante repetición dentro un medio cerrado.

El mejor ejemplo de cámaras de eco son las redes sociales: están delimitadas al lugar de residencia, el entorno socioeconómico y finalmente al círculo de amistades. La cámara de eco funciona así: vivo en Ecuador donde ganó Lenín Moreno con el 51,17% de la votación, no obstante, no me relaciono con todos los ecuatorianos. Ni siquiera me relaciono con todos los quiteños, donde Moreno obtuvo el 47,50%.

Si me adentro más en el resultado, en el distrito norte de Quito, que es donde mayoritariamente me muevo, el porcentaje del candidato de Alianza País se reduce al 40,30%, y si voy a la junta donde voté (San Gabriel, parroquia Rumipamba) solo el 27,37% votó por él. Cuando pregunto dentro de mi entorno inmediato, ganó Lasso.

Si entro a mi Facebook, la web está poblada de banderitas del Ecuador y publicaciones que insinúan que hubo fraude contra CREO. Es probable que el 90% de mis conocidos haya votado por Guillermo Lasso, lo cual claramente me sitúa en una cámara de eco: un circuito social cerrado, en cual cierta información es constantemente reforzada por quienes la componen, llevándome a vivir en una burbuja y pensar de cierto modo.

Cuando se sale de la burbuja, la realidad es que Lenín Moreno ganó con el 51.17% de los votos válidos producto de apoyo mayoritario de los más humildes, quienes sí han recibido del oficialismo atención a sus problemas. Ellos utilizan los hospitales y colegios públicos y dan fe de que el gasto público no es innecesario.

Esa realidad dice que Moreno ganó en el sur de Quito: en el barrio de la Ferroviaria, por ejemplo, sacó el 53.79% de los votos. Al norte, pero en un barrio popular, también ganó: en el Comité del Pueblo sacó el 57.98% de la votación.

En la costa es igual, en los barrios de gente más humilde gana Alianza País. Moreno pierde en Guayaquil con el 47,47%, pero gana en los barrios populares como Nueva Prosperina (71.68%) o Flor de Bastión (73,81%). Y ganó en Guayas con el 52%, lo que quiere decir que el voto de la ruralidad fue para el continuismo. Lo más probable es que en los sectores de la población en las que ganó Lenín Moreno la cámara de eco funcione de manera similar, pero a la inversa: hablar allí de una victoria de Guillermo Lasso, no por Twitter o por Facebook si no en el cara a cara, también sea visto como un descarado fraude.

La encuesta boca de urna de Cedatos, con la cual Ecuavisa, Teleamazonas y el propio Guillermo Lasso, irresponsablemente festejaban antes de hora, tuvo grandes falencias, principalmente sobre los resultados de la costa. Se anunció que CREO ganaba en Guayas, y no ocurrió: se equivocó por 5,26%. Se anunció que el exbanquero Lasso ganaba en Esmeraldas, tampoco ocurrió: se equivocó por 10,02%. Y en Manabí y los Ríos si bien dio como ganador a Lenín, también se equivocó por 3,85% y 12,39% respectivamente. Estas equivocaciones, de buena fe o no, no son menores. Tal como señala la infografía de El Universo el error de votos a favor de Lasso y en contra de Moreno es de 478,633.

Cedatos no acertó en su pronóstico, ni siquiera tomando en cuenta sus propios márgenes de error (+- 2.2%). Cuestión que sí ocurrió con Perfiles de Opinión, que le dio a Lenín 52.20% (+- 2%). Así mismo, los resultados de los conteos rápidos, que al ser sobre votos reales son más certeros, son consistentes con el resultado final. El de Participación Ciudadana le da a Moreno el 50.80% (+-1%) de la votación y el de la Escuela Politécnica Nacional, que tiene una de las mejores facultades de Matemática y Estadística del país, le da el 51.15% (+-0.73%). Datos consistentes con el conteo final del Consejo Nacional Electoral que emitió su último boletín dando como ganador a Lenín Moreno con el 51.17% de los votos válidos.

La cámara de eco puede obnubilar y dificultarnos ver la realidad. Probablemente las amenazas por parte de ciertos patrones de pagar a los empleados con dinero electrónico, porque habría que abandonar la dolarización sí Lenín ganaba, y la cantaleta de que seremos otra Venezuela no funcionaron adecuadamente. Alianza País gobierna desde hace diez años y en las perchas del Supermaxi o la Fybeca jamás han escaseado productos. La derecha debe hacer mea culpa de su derrota. En cuatro años podrá presentar un candidato con más carisma, que no cargue la cruz de ser banquero asociado al feriado bancario, y cuyas propuestas se sustenten en aspectos técnicos sin ser una oda al dogmatismo del liberalismo económico.

Resulta inadmisible que se insinué que el que no vota por el candidato de preferencia de cada persona es: “muerto de hambre”, “borrego”, “pelucón”, “corrupto”, “burro”, “anti demócrata” y demás. La democracia se sustenta en el respeto al voto ajeno, en el respeto a la pluralidad de ideas y en respeto a las instituciones como el Consejo Nacional Electoral (CNE). Que tiene procedimientos para la impugnación de actas, lo cual no incluye: el cierre de calles, la quema de llantas, el secuestro de un camión de la basura o la toma del puente de la Unidad Nacional. El mismo Jaime Nebot, alienta a que CREO presente pruebas del fraude antes de salir a las calles o hacer un show mediático.

El país va más allá de la cámara de eco que cada individuo construye de manera inconsciente. El país va más allá del resultado de estas elecciones, que no son ni el comienzo ni el fin de la patria –“patria o tumba” es la consigna de Andrés Páez– o de la democracia.

La democracia se puede construir tanto desde la posición de opositor, como desde el lado oficialista: condición sine qua non es respetar al otro. El candidato ganador está obligado a fomentar el diálogo, la paz y la buena convivencia entre todos los ecuatorianos. Lenín Moreno será tanto el Presidente de los que votaron por él, como de los que no lo hicieron y que legítimamente reclaman un cambio en la forma de hacer política.(Fuente:gkillcity.com)

Por Juan Pablo Jaramillo

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