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Daniela Bambill: «Abril es octubre»

Daniela Bambill

Un empresario que ha vivido su vida al margen de la legalidad con procesos y condenas varias llega a Presidente de la Nación. Un ejemplar perfecto para el control de la derecha internacional, un inepto con pocas luces intelectuales.

El trabajo fue arduo y sistemático, las denuncias mediáticas a mansalva sin sustento jurídico alguno,  bolsos de dinero que paseaban por pasillos, bóvedas, amantes arrepentidas y un sinfín de personajes de poca monta inflados como testigos impolutos contra la corrupción del populismo que ha robado a la gente como uno durante doce años.

El odio inoculado  día tras día desde cualquier programejo de TV, desde uno de cocina hasta los “serios” que se dedican a la “objetividad política”.

El resultado fue el esperado, un hombre con un intelecto acotado en el sillón de Rivadavia y un gabinete con personas estratégicamente seleccionadas para llevar a cabo el vaciamiento del Estado Nacional en servicio de las corporaciones.

El escándalo mundial a partir de la investigación que sacó a la luz las empresas off shore en Panamá salpica a Macri a 120 días de paupérrima gestión gubernamental.

En el mundo los funcionarios implicados están siendo obligados a renunciar a partir de la reacción de los pueblos.

Es claro que  cuentas en “paraíso fiscal” no son justificables desde ningún punto de vista para un gobernante.

En Argentina parece que es un detalle menor.

La estrategia comunicacional del macrismo es responsabilizar de sus medidas antipopulares al gobierno anterior, los despidos, el tarifazo, la inflación son “sinceramientos” necesarios después de la fiesta del kirchnerismo.  Omiten decir que esa “fiesta” fue la fiesta del pueblo ocupado, la industrialización, el crecimiento económico, el crecimiento de la matrícula escolar, la fiesta de los derechos adquiridos y el “sinceramiento” macrista es un tiro en el corazón del pueblo que comienza a sentir la hemorragia con la que pagará el “honestismo neoliberal”

La estrategia política del macrismo es la judicialización. Lejos de las reglas democráticas, Macri ha optado por la judicialización, comenzó con la encarcelación de Milagro Sala, con una detención y un proceso lleno de nulidades y revanchismo clasista. La Parlamentaria del Mercosur es el antecedente más cercano.

“El escándalo internacional será tapado con la foto de Cristina Fernández detenida” se rumorea.  El nada probo juez Bonadio ha citado a indagatoria  a CFK por supuesta defraudación pública en una medida tomada por el BCRA, la venta de dólar a futuro. El juez cita a la ex Presidenta ante la presunción que sería ella quien dio la orden de tomar esa medida. Un juez que más que un hombre de la justicia parece un puntero de cuarta patotero y servil.

Un fiscal denunciado por los organismos de DDHH ha solicitado la investigación de la ex mandataria basado en los dichos de un personaje que adquirió notoriedad por su casamiento con una vedette y fue elegido por el nefasto periodista dominguero con nuevas propiedades en Miami para montar un circo sobre la supuesta “ruta del dinero k” un par de días antes de la indagatoria antes mencionada.

 La movida judicial es clara, sumar causas sobre Cristina Fernandez para justificar una posible detención.

No hay balas, no hay botas, no hay terrorismo que justifique la intervención de nuestro país. Tienen micrófonos, jueces corruptos, fiscales corruptos, dirigentes políticos mediocres que acompañan el circo en una actitud mezquina e irresponsable, personajes del submundo mediático,  empresarios sucios de sangre y delitos varios, son las armas para el golpe contra los gobiernos  populares en toda la Región.

En la Argentina la “familia judicial” se ha convertido en una suerte de “cosa nostra” con fueros al servicio de las corporaciones económicas.

Cristina Fernandez de Kirchner no está sola, la Presidenta que se ha ido con la imagen más alta de la historia y ha gobernado con el aparato mediático en contra durante tantos años ampliando derechos a su pueblo, la Presidenta que ha enfrentado al poder fáctico, en cada exposición ante los organismos internacionales, la Presidenta que ha sabido defender la dignidad de nuestro Pueblo y su historia contra el orden preestablecido, no está sola.

El miércoles 13 seremos millones los que nos enfrentaremos a la asociación ilícita que gobierna la Argentina. Seremos millones los que gritaremos en las calles que Mauricio Macri debe rendir cuentas por su pasado y presente de dudosa pulcritud, seremos millones los que exigiremos que pare el vaciamiento del Estado, que frenen los despidos, que liberen a Milagro Sala, que renuncie la señora que está al frente de la oficina anticorrupción por inepta para el cargo y por su genuflexión a quien debería investigar, seremos millones los que diremos basta al atropello contra los derechos conquistados, seremos millones los que testificaremos contra cada uno de los dirigentes políticos mediocres a los que solo les importa su posicionamiento aún a costa de sus propios seguidores.

El miércoles Cristina no estará sola y Macri sentirá que la gobernabilidad no es un slogan de campaña, se construye junto al Pueblo o no existe.

Cuando los PUEBLOS ganan las calles, los monigotes comienzan a perder el maquillaje.

Judicializar la política es un error que le costará caro al Presidente.

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