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Hernàn Brienza: «Tàctica y estrategia»

Hernan Brienza

A pocos meses de las elecciones de medio término, cruciales para el destino de los próximos años del país, el gobierno de Mauricio Macri ha demostrado que sólo le ha servido a los argentinos “pasado en copa nueva”, como bien canta Silvio Rodríguez en una de sus canciones.

Y desde que ha reunido unos miles de personas en la Plaza de Mayo, está convencido de que le conviene agitar y profundizar peligrosamente la lógica amigo-enemigo y polarizar brutalmente con el Kirchnerismo. De esa manera, sospechan sus estrategas, lograrían no sólo fidelizar a su electorado fanáticamente antik y revanchista, sino también asustar a los tímidos, la ancha avenida del medio, con el cuco del regreso del Kirchnerismo al poder. De esa manera, creen, podrían romper el techo del 30 por ciento necesario para poder vender en la tapa de los diarios una cuasi victoria del PRO.

Se trata, sin dudas, de una táctica defensiva. Pero no del todo desacertada en el corto plazo. Aunque muy desafortunada en el largo término. Fue una pena para los argentinos que el macrismo no haya sido lúcido en su estrategia hegemónica. Dijo que venía a pacificar a los argentinos –y quizás por eso lo votó gran parte de su electorado- y sólo demostró que vinieron por la revancha y la acumulación. Una verdadera pena para todos porque el macrismo no debería tapar su fracaso económico con represión, profundización de la grieta y polarización de la sociedad: nuestra democracia no se merecía una Fusiladora mediático-judicial. Pero así están las cosas.

Se trata, sin dudas, de una táctica defensiva. Pero no del todo desacertada en el corto plazo. Aunque muy desafortunada en el largo término.

Ante ese estado de situación, la oposición, con el Peronismo como eje vertebrador puede hacer varias cosas: dejarse ganar mansamente y autorelegarse a ser el convidado de piedra o asumir su protagonismo histórico. Para eso tiene que recuperar la voluntad política. Y sobre todo su vocación de victoria y de poder. Es una verdad de Perogrullo, es cierto, pero muchos dirigentes están más preocupados por su presente inmediato que por un mediano y largo plazo.

Ganar significa hacer todo lo posible para acumular voluntades dispersas. El Macrismo optó por la confrontación y la polarización. El Peronismo debería pensar su propia estrategia sin permitir que el gobierno le marque la cancha. En las elecciones del 2017, lo mejor que le puede pasar a Macri en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, es que haya “cuatro peronismos” y el voto se divida en cuatro cuartos. Así, el piso electoral del gobierno lograría tener un peso específico propio frente a la dispersión de la oposición. Pero el segundo escenario posible es el de la polarización ¿por qué? Porque el Macrismo absorbería los votos descontentos con el Kirchnerismo de otras fuerzas como el Frente Renovador.

Eso le permitiría agujerear su propio techo, al convertirse en dos fuerzas. El Macrismo podría perder con el Peronismo 45 por ciento a 35 o 40 pero habría salido de su techo histórico de 25 por ciento en primeras vueltas. Quiero aclarar que los números no son exactos, se trata simplemente de un ensayo modélico.

En las elecciones del 2017, lo mejor que le puede pasar a Macri en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, es que haya “cuatro peronismos” y el voto se divida en cuatro cuartos

La táctica de un jugador siempre depende de lo que hace el contrincante. Por lo tanto ¿cuál es el juego político que debe realizar el Peronismo? Sencillo. Si el adversario quiere la dispersión hay que buscar la unidad por todos los medios posibles. Si el oponente busca la polarización centrífuga, hay que generar una agenda centrípeta para ir al encuentro del electorado del medio. Recién a partir de allí, hay que buscar la lista de candidatos. El único objetivo es que el Macrismo pierda. Porque de esa manera gana todas las líneas internas del Peronismo.

Si el adversario quiere la dispersión hay que buscar la unidad por todos los medios posibles.

¿Pero cómo se gana? No es sencillo. Pero quiero aportar algunos puntos de vista: a) la táctica no puede ser meramente reivindicatoria, b) no debe anclarse en el pasado, c) debe ser una agenda claramente dirigida al futuro, e) tiene que ser pensada desde la garantía de pacto social, político y económico, f) tiene que hacer hincapié en las promesas traicionadas del Macrismo a su propia clientela electora, g) debe ser superadora del propio Macrismo y no meramente contradictoria.

Unidad y mirada al futuro –sea quien fuera el candidato- son los dos pivotes en los que debe basarse la táctica acertada para ganar. Lo demás, en mi opinión, es jugar el partido a favor del Macrismo.

 

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