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Daniela Bambill: «¿La interna en su máximo esplendor?»

Daniela Bambill

El tablero se sacude frenéticamente, los jugadores no terminan de observar la posición de las fichas y los movimientos espasmódicos modifican el juego de manera permanente.

Alguien determina quienes son los puros y quienes los impuros, alguien determina quien es plausible de traición y ejecuta.

En el medio de este desquiciante panorama, miles que intentan reconstruir, miles que sostienen que no es el momento de internas, miles que creen que la unidad del Movimiento es la única manera de comenzar a pensar en la construcción de mayorías necesarias para recuperar el poder.

Quienes toman las decisiones, son los responsables de los errores que nos llevaron a la situación actual.

No miden consecuencias, la única preocupación es ver quién se queda con la representatividad falaz de un espacio político desmembrado y vulnerable.

La reconstrucción debe comenzar con un trabajo genuino con las bases territoriales, con acuerdos que involucren los intereses de todos los actores, con la firmeza y la responsabilidad de caminar junto a los caminantes.

Nuevamente nos enfrentamos a decisiones superestructurales pero esta vez, la superestructura es una entelequia.

Los actos para demostrar fuerza pueden ser una caricatura de lo que fue. Ya hemos comprobado que el poder de movilización no se traduce linealmente en votos.

Nuestro Movimiento necesita de una profunda mirada interna, de un debate que salde las contradicciones y a partir de allí comenzar a pensar en la exposición pública.

La sociedad nos ha dicho NO en las urnas. Repetir la dinámica caprichosamente no es la determinación que exige el momento que atravesamos.

El planteo es “kichrnerismo vs. pejotismo”. La lógica binaria so pena de ser considerado traidor nos lleva al sectarismo extremo.

Somos miles los “kirchneristas” que estamos reclamando el debate genuino interno, el barajar y dar de nuevo, el reposicionamiento de las fichas para enfrentar el desastre oficialista.

Repetir la dinámica caprichosamente no es la determinación que exige el momento que atravesamos

Somos miles los que sostenemos que es imperiosa la UNIDAD del Movimiento, la certeza que ese 49% que hoy tenemos de capital electoral se ha construido con todas las expresiones debería constituir la premisa de los dirigentes antes de plantear internas extemporáneas y caprichosas.

No hay apellidos milagrosos, hay un proyecto, dijeron los jóvenes en un Estadio repleto de voluntades. Parece que hoy esa consigna ha quedado como tantas otras en la historia.

Los “traidores” engrosan las filas del adversario y van quedando pocos “puros” de este lado del tablero.

Los “puros” están decepcionados de las movidas espasmódicas y las ordenes divinas.

El peronismo merece mucho más que la disputa entre individuos. Es imperioso tomar consciencia cabal del escenario en que nos movemos. Es imperioso comprender que hay un Pueblo que buscará más temprano que tarde la salida del fango de la improvisación y torpeza del oficialismo.

La Unidad es el único camino responsable para encarar el futuro.

La Unidad se construye saldando diferencias de manera responsable y abriendo el juego.

Resultan tan funcionales al oficialismo las traiciones pagadas con sanguchitos como la búsqueda de un pretendido purismo ideológico, falaz y estéril.

Resultan tan funcional al macrismo los intentos de purificación como las traiciones.

Mientras los unos levantan las banderas del peronismo real y los otros levantan las banderas del kirchnerismo sagrado, la Patria se va desgranando y el Pueblo sufre el despellejamiento atroz de la derecha torpe y mezquina.

La responsabilidad es compartida, la derrota y la incapacidad de generar una nueva alternativa de Poder la tienen ambos.

No hay hoy referentes legitimados en el territorio capaces de sintetizar la expresión. Es imperioso transitar el proceso en la búsqueda de esas referencias.

Aquellos que elijan la zona de confort quedarán indefectiblemente relegados a una expresión minoritaria testimonial.

La Patria no necesita de testimonios, necesita de acción responsable.

La resolución es la síntesis a través de la generación de política. No podemos pretender que respondiendo al llamado de un par de iluminados, los mismos que tuvieron la responsabilidad de la estrategia electoral, consagraremos la unidad tan mentada.

«Demostración de fuerzas, dicen algunos»… ¿Demostración a quien? ¿Para qué? ¿Hay fuerza real en un esquema de poder vacío de construcción real, con la diáspora permanente todavía latente?

La moneda está en el aire. Solo es cuestión de tiempo.

Y este no es el tiempo de silencios ni de verticalismo duro, es tiempo de planteos francos que salden las disidencias.

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