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Crearán los Cascos Azules para parar el robo de obras de valor cultural

La ONU determinó que destruir cultura es un crimen de guerra. Escribe Alejandro C. Tarruella 

Alejandro C. Tarruella

En defensa de la cultura

Destruir cultura es ahora un crimen de guerra para Naciones Unidas. Mientras el G7 prepara la creación de los Cascos Azules de la cultura, ministros de la Unión Europea, llaman a los estados de todo el mundo a extremar recaudos para impedir el saqueo de bienes culturales y protegerlos de eventuales enfrentamientos armados, es decir, de la guerra.  El G7 sesiona en Florencia y se trata de la primera ocasión en que realiza una reunión sobre asuntos culturales. Entre otros, están el ministro de Cultura italiano, Darío Franceschini, el de Francia, Audrey Azoulay y el de Canadá, Melanie Joly. Participan el comisario europeo de Cultura, Tibor Navracsis, y la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

En Italia, un general, Fabrizio Parrulli, conduce los Cascos azules de la cultura y se alista para fundar un cuerpo internacional dedicado a proteger el arte ante las amenazas de guerras y catástrofes que azoten a diferentes países. Es comandante de los Carabineros para la Tutela del Patrimonio Cultural, como denominan a estos cascos culturales, y dijo poco antes del evento, que la iniciativa sería compartida con los ministros de Cultura de Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Japón, a los fines de extender el fuero de los protectores. Es su intención, convertir a Italia en líder de la iniciativa porque cuenta con un cuerpo militar que realiza las tareas de protección hace unos 50 años. Su misión, es enfrentar el tráfico ilícito de obras de arte y además, defender así el patrimonio cultural. El G7 aportaría personal capacitado para intervenir con conocimiento de los temas que comprenden a las obras en cuestión.

Levinas y León Ferrari

No estaría mal tratar alguno de estos temas. Aquí existen numerosos robos de obras históricas e incluso actuales. Conocida es la controversia entre Gabriel Levinas y la familia del plástico León Ferrari, cuya familia acusó al periodista de haberse apropiados obras de su autoría y fue a la justicia. Los “Cascos azules de la cultura”, que integran carabineros especializados, arqueólogos, historiadores del arte y arquitectos, que actuar para salvaguardar monumentos y obras de arte en el mundo. “La iniciativa “Cascos azules de la cultura”, fue lanzada con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), inscrita en la misión Unite4heritage (Unidos por el patrimonio), nació a principios del año pasado. El grupo integrado por militares y civiles puede ya operar en zonas de crisis o afectadas por los desastres naturales”, reveló el general Fabrizio Parrulli, que actuó en la guerra de Irak. Y recordó que “En este momento los Cascos azules trabajan en las zonas devastadas por los terremotos que azotaron a Italia el año pasado, en particular los de octubre y noviembre”, expresó y agregó: “Italia es el primer país en crear estas fuerzas de paz o Cascos azules de la cultura.  Estamos dispuestos a entrenar y formar cuerpos como los nuestros en otros países”, añadió.

    Purrilli informó que entre los países que reciben ayuda para defender el patrimonio hay algunos de América Latina, como Perú, Ecuador y El Salvador, y en otros ámbitos, Irán, Irak, la Autoridad Palestina, Siria y Libia.  El 24 de marzo en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas, se adoptó la resolución 2347, la primera del Consejo de Seguridad sobre patrimonio cultural. La ONU reconoce así, le necesidad de la protección del patrimonio para la paz y la seguridad, y la garantía de fondos destinados a la cultura.

Por lo pronto, Los ministros de Cultura de los siete países más ricos del planeta, hicieron en Florencia un llamado a aquellos estados que adopten medidas eficaces para acabar con el tráfico y el saqueo de bienes culturales llevando la lucha a donde se requiera asistencia. “En este período en el que los temores de la globalización nos empujan al repliegue, a protegernos, a temer las diferencias, hablar de cultura como instrumento de diálogo y respeto de las diversidades me parece un paso muy importante”, reflexionó el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini.

   Los  jefes de Estado se verán a fines de mayo en la ciudad siciliana de Taormina y es posible que cierren los acuerdos para crear los Cascos Culturales. Los ministros trataron la destrucción del patrimonio cultural por grupos terroristas, como el Estado Islámico y otros similares. También hay que recordar que en la invasión a Irak por fuerzas conjuntas y los EE.UU. Allí saquearon lo museos sin que se conozca el destino de las piezas robadas.

En Argentina, el robo de piezas culturales va de bibliotecas como la Nacional o la del Congreso y otras, el robo de esculturas en plazas públicas, el secuestro de otras, como la estatua de Juan Bautista Alberdi en plaza Constitución, que se supone en manos del gobierno de Rodríguez Larreta, que  suelen engrosar el patrimonio de personajes del empresariado. También en el país, los Cascos Blancos fueron una apuesta a intervenir en episodios de guerra de modo pacífico y civil y son un antecedente de la fuerza a conformar. Lo difícil es lograr un margen de eficiencia que permita cumplir objetivos y recuperar obras perdidas.

También países como Argentina, sufren invasión a su cultura con la toma de canciones, videos, película y otros a través de las redes corporativos de uso social, internet por ejemplo. Allí está youtube que recoge obras musicales de autores y las difunde sin autorización de nadie. La reproducción de esos temas, se hace entonces a expensas de los derechos de autor que terminan beneficiando a las grandes multinacionales del arte. No sería entonces desacertado, pensar en una propuesta argentina que aporte una mirada desde el sur del mundo. Luego vendrá la etapa en que escritores, escultores y dramaturgos, se echen un casco sobre la cabeza y salgan a luchar.

Para acompañar la iniciativa, Naciones Unidas determinó esta semana que  «La destrucción deliberada del patrimonio es un crimen de guerra, se ha convertido en una táctica de guerra para destruir las sociedades a largo plazo, en una estrategia de limpieza cultural. Esta es la razón que la defensa del patrimonio cultural es más que una cuestión cultural, es un imperativo de seguridad, inseparable de la de la defensa de la vida humana.»

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